Esmeralda tiene de nacimiento el apellido Cortiñas, pero desde hace dos años renuncia a él. Es el apellido de su padre, José Luis Cortiñas Romero, que estos días está siendo juzgado en la Audiencia Provincial de Pontevedra como presunto asesino de su madre, María Luisa Jiménez Jiménez, 'Lupe', y no quiere saber nada de él. Este jueves compareció ante los medios de comunicación a las puertas del edificio judicial presentándose como Esmeralda Jiménez y pidiendo perdón en nombre de toda su familia por el altercado multitudinario registrado este miércoles en la sala de vistas, en el que dos de sus tías y un tercer individuo agredieron al acusado con un golpe en la cara y un botellazo de coca-cola en la cabeza. Pero ese perdón es selectivo, se dirige a todos los que estaban en la sala excepto a su víctima directa, su padre.
La joven, embarazada de cuatro meses, ya habló en nombre de su familia el primer día del juicio para clamar que el acusado "ha destrozado la vida a seis hijos" y fue protagonista secundaria de este juicio con anterioridad. El martes sufrió un desvanecimiento mientras abucheaba junto al resto de su familia el furgón policial en el que Cortiñas salía de la Audiencia y en las dos primeras sesiones de la vista rompió a llorar en medio de la sala en varias ocasiones. Este jueves volvieron a elegirla, para pedir perdón a los miembros del jurado popular, a los abogados de la defensa y la acusación, la magistrada, los trabajadores de la Audiencia y la fiscal que estaban en la sala en el momento en el que se desató el tumulto.
"Lo único que pedimos es perdón a ellos, al asesino no", aseguró y, de hecho, ahondó en que "no nos arrepentimos de hacerle eso al asesino". De hecho, intenta justificar la acción incidiendo en que "fue mucho lo que aguantamos" y "tenemos mucho dolor" y hacen suya una de las estrategias de defensa utilizada por el acusado en el juicio. Cortiñas confesó el brutal crimen de 'Lupe', pero justificó que la mató en "un arrebato". Del mismo modo, su hija le devuelve el argumento para hablar de lo ocurrido en la sala de vistas: "No nos podemos aguantar y fue, como dice él también, un arrebato".
La comparecencia de Esmeralda también buscaba responder a la intervención del acusado en su confesión. Él pidió perdón por sus hechos, pero su hija le responde: "El perdón que se lo dé a su puta madre". Él también dijo que esperaba algún día poder volver a abrazar a sus seis hijos, pero también para eso ella tiene una respuesta: "Jamás de la vida va a abrazar a sus hijos".
Mientras Esmeralda comparecía en el exterior de la Audiencia, la sesión se reiniciaba en el interior de la Audiencia a puerta cerrada. Este miércoles el juicio se interrumpió más de media hora después del altercado y se reinició a puerta cerrada para terminar la prueba pericial a través de videoconferencia que estaba realizándose cuando se produjo el ataque. Este jueves estaba previsto que la prensa sí pudiese acceder a la sala, previa acreditación, pero finalmente todo fue sin público. Se trata de una decisión del tribunal para que el jurado popular se tranquilice tras haber presenciado el violento incidente del día anterior y para garantizar la seguridad de la sesión judicial.
A pesar de que fue a puerta cerrada, fuentes judiciales han confirmado que las partes han elevado sus acusaciones iniciales a definitivas, lo que implica que tanto la Fiscalía como las acusaciones particulares -que ejercen la familia y la Xunta de Galicia- piden que sea condenado por un delito de asesinato en concurso con uno de aborto a la pena máxima permitida por el Código Penal: 20 años de prisión. La defensa pide que sea condenado por un delito de homicidio con las circunstancias atenuantes de arrebato y confesión.
El abogado de la familia, Víctor Bouzas, argumentó que "en un arrebato no se hacen esas heridas de sometimiento que ha tenido esta mujer", pues la fallecida tenía rotos los huesos propios de la nariz, los dos labios destrozados, el ojo izquierdo hinchado, doce puñaladas cercanas al pecha de las que tres afectaron al corazón y el resto al pulmón, una herida de degollamiento y tres heridas que atraviesan el cuello de lado a lado."Estamos hablando de una ejecución en toda regla" en la que, según él, el acusado primero le dio una paliza a la víctima y después la mató "de forma premeditada, consciente, y dando en zonas que son absolutamente vitales".