La primera sesión del juicio contra José Luis Cortiñas Romero por el crimen machista de su esposa, María Luisa Jiménez Jiménez, 'Lupe', se presentaba tensa. La previsión de que pudiesen acudir a la vista en la Audiencia Provincial las familias del acusado y la víctima, y la enemistad manifiesta entre ambas, había llevado a la Policía Nacional y la Guardia Civil a reforzar la seguridad en el edificio judicial. Pero nada hacía prever que desembocase en momentos de angustia y tirantez como los que finalmente se vivieron tanto en la sala como en el exterior del edificio judicial al grito de "asesino", "hijo de puta" o "vas a llevar peor muerte que ella".
La mañana ya comenzó cargada de agresividad. La familia del acusado no acudió, pero sí la de fallecida. A pesar de que la Audiencia estaba literalmente blindada por decenas de agentes de la Policía Nacional y la Guardia Civil, familiares de la fallecida lograron lanzar una botella de plástico al furgón policial en el que llegaba el acusado entre gritos de "asesino". Y la tensión fue en aumento. Un grupo de ellos acudió a la vista oral y se sintieron cuchicheos como "me cago en sus muertos" o "que no salga de prisión" mientras el acusado confesaba el brutal crimen del que están a punto de cumplirse dos años. Pero nada como lo que estaba por llegar.
"Si no lo hace la Justicia, lo vamos a hacer nosotros", fue el grito desgarrador de un hombre, de la familia Jiménez en medio de la sala de vistas de la planta baja de la Audiencia. Había aguantado más de tres horas de juicio sin decir nada, pero, una vez que declararon el acusado y una decena de agentes de la Guardia Civil y la magistrada indicó que terminaba la sesión, saltó. Con él, un grupo de personas, todas familiares de 'Lupe'. Mientras la jueza, Nélida Cid, ordenaba desalojar la sala y la Policía Nacional sacaba al procesado esposado, ellos le increparon.
Los familiares de la víctima mostraron camisetas con la cara de ella y desearon al procesado "más vale que te pudras en la cárcel, canalla", entre otras lindezas cargadas de amenazas y odio. La tensión crecía por momentos y policías y guardias tuvieron que obligarles a abandonar la sala del juicio, pero lo peor estaba por venir. Tanto quienes habían seguido el juicio como otros que se habían quedado en el exterior del edificio judicial se dirigieron al lateral de la Audiencia. Allí un furgón y un coche policial custodiaban al procesado, con destino a prisión.
Los gritos de "asesino" volvieron a ser las frases más suaves que se escucharon. Un cordón de agentes rodeaba los vehículos policiales, pero no pudieron contener la rabia incontenible de la familia de 'Lupe'. Enfrentados a los guardias, y entre reproches de "aún encima, protección...", intentaron acercarse al coche y, en cuanto el furgón puso rumbo a la prisión de A Lama, llegó el clímax: un desmayo de una embarazada de cuatro meses y el enfrentamiento con la prensa.
"No grabes, no grabes", empezaron a pedir, con un tono cada vez más amenazante, algunos de los presentes a los trabajadores de los medios de comunicación. Mientras un grupo de familiares atendía a una de las hijas de la víctima que se encontraba desvanecida en medio de la calzada, otro grupo de mujeres se encararon con la prensa, llegando a golpear el teléfono de una redactora de PontevedraViva que estaba recogiendo en video la escena.
El teléfono móvil interrumpió la grabación, pero la tensión continuó, ya con un agente de la Guardia Civil mediando, y más familiares de la fallecida quisieron saber: "¿Tú por qué grabas?". Los medios se separaron del grupo de manifestantes nerviosos y el cordón policial se fue relajando. Quince minutos después de que la magistrada anunciase que la sesión se retomará mañana a las 9.45 horas, ya tan sólo quedaban a las puertas de la Audiencia media docena de familiares hablando con Víctor Bouzas , el abogado de la acusación. Y la seguridad de que este miércoles la segunda sesión del juicio volverá a ser igualmente tirante.