Para mostrar la magnitud del incendio en las naves de Pontesa, un suceso que el Concello considera de "gravidade extrema", el gobierno municipal ha desvelado las cifras que muestran "o laborioso que foi traballar alí", según la responsable de Seguridade Cidadá, Eva Vilaverde.
Fueron veintiún días de trabajo para sofocar este incendio, que se declaró el pasado 6 de noviembre y sobre el que los servicios de emergencia mantuvieron un control constante hasta este fin de semana, en el que oficialmente se dio por extinguido.
A partir de ahora estará en manos de la empresa, el Grupo Nogar a través de su filial Galigrain, los que deban continuar vigilando el cereal que continúa almacenado en la nave.
Las dimensiones de este operativo quedan reflejadas en el hecho de que sus integrantes tuvieron que mover alrededor de 10.000 toneladas de cereal directamente afectado por el incendio y que, al estar en combustión permanente, hubo que trasladar.
Todo este material, que fue movido por 1.000 camiones de diez toneladas, tuvo que ser sacado de la nave de Ponte Sampaio, "con sumo coidado" para mantener la seguridad.
En el dispositivo, según Vilaverde, veinte bomberos de Pontevedra, O Morrazo y Ribadumia actuaron ya el primer día, diez horas diarias de trabajo que se extendieron durante los primeros diez días.
El brazo telescópico de los bomberos también estuvo presente durante esa decena de jornadas, mientras que la autobomba nodriza estuvo en la nave veinte días y las tres autobombas forestales de apoyo se mantuvieron durante dos días, siete horas cada jornada.
Por su parte, las cisternas de la Axencia Galega de Emerxencias aportaron agua siete horas al día durante estas tres semanas y se usaron 650 equipos autónomos de respiración, 900 metros de mangueras, tres monitores de aguas, cámaras térmicas y 190 trajes de protección química.
Para extinguir este incendio, se utilizaron aproximadamente 3,5 millones de litros de agua, alrededor de un tercio de lo que consume todo el Concello de Pontevedra en un día.
La gravedad de este siniestro, según la responsable municipal de Seguridade Cidadá, fue lo que llevó al Concello a investigar la nave de La Cross, en donde esta misma compañía acumulaba 96.000 toneladas de cereal, más del doble del que había en Pontesa.
"Non sei se alguén tiña dúbidas de que despois da desgracia en Pontesa, este Concello non ía a ser firme ou lle ía templar o puño. Se as tiña, está claro que non nos coñece o suficiente", ha destacado Vilaverde con respecto a la orden de suspensión de la nave de Alba.
Lo "principal" para el gobierno municipal, ha insistido la concejala del BNG, "é manter a seguridade das persoas" y no el beneficio empresarial de los propietarios de La Cross.
Ante las competencias "limitadas" del Concello para actuar sobre ella, debido a las irregularidades detectadas en materia de seguridad, "o único que podíamos facer" era paralizar esta actividad y dar traslado de lo ocurrido a las autoridades correspondientes.
En La Cross no podrá entrar "nin un gramo máis de cereal", ha reiterado la edil, y la empresa deberá hacer "o necesario" para que no aumente el riesgo que supone tener allí almacenado todo este material. "Se hai que sacalo todo, pois se sacará", ha sentenciado.