Nada más dejar de sonar las notas del vals con el que las debutantes y sus padrinos abrían el baile de Gala, llegaba el momento del resto de asistentes, dispuestos a disfrutar de una larga un magnífica noche de fiesta, hasta bien entrado el amanecer.
Esta cita veraniega, que es un punto de encuentro tradicional para numerosos socios, familias y acompañantes, así como amigos y socios pertenecientes a las Sociedades de Intercambio con las que el Liceo Casino tiene convenio, se supera a sí misma cada año y éste no iba a ser una excepción, con cerca de 6.000 personas (cifra pendiente del recuento oficial de la organización), dispuestas a disfrutar de una noche en la que las estrellas y el calor acompañaron para dar mayor brillantez al evento.
Fueron muchos los que aprovecharon un privilegiado balcón para presenciar la sesión de fuegos de artificio que marcaban el inicio de las fiestas, mientras comenzaban los primeros saludos y brindis con amigos y conocidos, muchos de los cuales se dan cita una vez al año, coincidiendo con su regreso a la ciudad para disfrutar de sus vacaciones, del baile de gala y de las fiestas de La Peregrina.
Como si de un desfile de moda se tratase, lleno de glamour, con abundancia de brillos, lentejuelas, plumas, gasas y escotes pronunciados, especialmente en la espalda, todo en medida larga cubriendo los tobillos, tal y como exige el protocolo para ellas, los hombres lucían sus smokings y uniformes de gala, sufriendo y haciendo frente a una noche especialmente calurosa, que no impidió a nadie vivir unas horas para el recuerdo.