Una prenda colgada de un árbol, testigo mudo del dolor en Pedre

Cerdedo-Cotobade
26 de diciembre 2022

Un montón de prendas mojadas y rasgadas permaneció durante toda la jornada de este domingo tirada en el suelo en un extremo del puente de Pedre, una estructura ya tristemente famosa por el trágico accidente de autobús con seis muertos y dos heridos que tiñó de luto la Nochebuena en Cerdedo-Cotobade

Equipo de la Rádio e Televisão de Portugal (RTP) desplazado a Cerdedo-Cotobade para informar del accidente
Equipo de la Rádio e Televisão de Portugal (RTP) desplazado a Cerdedo-Cotobade para informar del accidente / PontevedraViva

Un montón de prendas mojadas y rasgadas permaneció durante toda la jornada de este domingo tirado en el suelo en un extremo del puente de Pedre, una estructura ya tristemente famosa por el trágico accidente de autobús con seis muertos y dos heridos que tiñó de luto la Nochebuena en Cerdedo-Cotobade

Estaba justo en el extremo en el que, durante todo el día, se concentraron los medios de comunicación que cubrieron la noticia, el contrario a la zona desde la que las autoridades y medios de emergencias coordinaban y seguían el operativo de rescate, y también el más alejado de la pequeña carpa en la que recibieron a los familiares de los pasajeros que se fueron acercando hasta el lugar. 

Sirva este pequeño mapa del lugar para entender que este montón, una mezcla de telas verdes, azules, blancas, beige y negras, no pasaba desapercibido. Su presencia es un dato curioso sin apenas relevancia ante la magnitud de la tragedia, pero con mucho significado. Y es que cada una de ellas encierra una historia, una vida truncada. Cada una está contando que su dueño ya no podrá volver a contar lo que vivió al precipitarse al vacío y encontrar la muerte en las aguas del Lérez. 

Este montón de ropa curioso y casi anecdótico para cualquier espectador cobra la mayor relevancia para esos padres, hijos, nietos, hermanos, parejas o amigos que, si viesen esta prenda, volverían a revivir a su ser querido con ella puesta y el peso de esta tragedia volvería a caer sobre ellos. Conocedores de tal impacto, fueron muchos los periodistas, cámaras y fotógrafos que, durante todo el día, evitaron mirar hacia todas esas prendas, esquivando ese extremo cada vez que pasaban a su lado.

El lector no podrá ver un primer plano de esas prendas en esta información, para evitar ahondar en la herida de quiénes reconocerían en esas prendas a alguien a quien ya no podrán volver a ver, pero en todas las imágenes que durante las últimas horas se han difundido del autobús hundido en el cauce del río sí aparecía inevitablemente una prenda de color azul.

Colgada de un árbol, en la orilla más próxima al vehículo, permanece inmóvil, testigo mudo del dolor y las horas de tensión vividas desde que el autobús de la línea regular Lugo-Vigo acabó su trayecto en una noche de lluvia, viento y oscuridad en el fondo del Lérez.( Puede verse en la foto que acompaña esta información, en la esquina inferior derecha)

Esa prenda azul presenció una madrugada con rescatadores colgados en cuerdas para intentar salvar la vida de los pasajeros, un día de Navidad con guardias civiles y bomberos arriesgando su vida para intentar recuperar un cuerpo sobre el que llorar la pérdida y, sobre todo, unos instantes de angustia que ya nadie podrá conocer jamás, los que pasaron los seis pasajeros que ya no llegaron a cenar con los suyos en Nochebuena cuando el autobús se precipitó al río y empezó a llenarse de agua. 

Nadie podrá saber la intensidad de lo vivido en ese puente y, sin embargo, basta mirar esa prenda azul colgada de un árbol y contemplar ese montón de telas verdes, azules, blancas, beige y negras situado 40 metros más arriba, sobre el puente, para poder recrear tensión y dolor. Y para no olvidar que este 2022 terminará en Cerdedo-Cotobade con lo que su alcalde, Jorge Cubela, definió como "una tragedia sin paliativos". 

Con unas horas de angustia que, para describirlas, no hacían falta palabras. Ver la cara de este alcalde; de la subdelegada del Gobierno en Pontevedra, Maica Larriba; del coronel de la Guardia Civil, Simón Venzal, y de todos y cada uno de los miembros de los servicios de emergencias que entregaron su Nochebuena y su Navidad para intentar mitigar el dolor de seis familias era más que suficiente. La pena resumida en ojeras, en congoja en el rostro, en palabras sobrias y serias y en una prenda de ropa colgada de un árbol inerte. 

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