Una desaparición con final feliz muestra la necesidad de regular el ruido de la pirotecnia

Pontevedra
09 de febrero 2024

El perro Café se escapó de la finca familiar en Verducido de Xeve asustado por el estruendo de los fuegos de artificio de la fiesta de San Blas. Tras 60 horas sin tener noticias suyas, finalmente Noemi Santiago se reencontraba con su perro. Teme que en una nueva tirada de fuegos se vuelva a repetir la situación

Noemi Santiago acaricia a Café en la finca familiar de Verducido de Xeve (Pontevedra) Mónica Patxot

Mientras los vecinos de Verducido de Xeve (Pontevedra) celebraban la fiesta de San Blas el pasado sábado 3 de febrero, en casa de Noemi Santiago se vivía la preocupación de no saber dónde estaba su perro, de nombre Café.

Según relata, desde primera hora de la mañana el ruido de los fuegos de artificio era atronador, tanto la tirada de la fiesta como la pirotecnia y petardos que, como es costumbre, se lanzaban desde casas particulares.  

Café, Lía, Ronny, Turín y Hanna, los cinco perros que conviven en la finca familiar, se encontraban nerviosos. Los dos últimos, de mayor tamaño, se refugiaron asustados en la casa. El resto seguían correteando por el terreno exterior.

Noemi no sabe determinar el momento exacto en que Café se escapó, pero sí tiene la certeza de que a las "diez y cuarto ya no estaba". Alarmada, preguntó a los demás miembros de la familia. Solo la abuela acertó a decir que cuando abrió la verja para ir a recoger leña vio al perro salir. Como la finca tiene una parte que no está vallada, pensaba que volvería a entrar y no le dio importancia.

Sin embargo, la historia de Café le hacía a Noemi presagiar que tal vez no le resultase tan fácil encontrar el camino de regreso. Sus primeros 6 años los vivió con la bisabuela de Noemi en Forcarei y, hace tan solo 4 meses, cuando falleció la anciana, llegó a su nuevo hogar en Verducido. "En Forcarei campaba a sus anchas, estaba acostumbrado a ir a las casas de los vecinos y siempre volvía, pero aquí aún no está habituado a la zona". Por eso, temiendo que el perro se hubiese desorientado, y confiando en que no estuviese muy lejos, Noemi lo buscó por los caminos y fincas cercanas. Tras una primera exploración infructuosa, inició la búsqueda por carretera en coche, acompañada de su primo.

Ya el domingo, desesperada, una amiga le recomienda que haga una publicación y la comparta con las diferentes protectoras de animales. Una chica la llama al teléfono del anuncio y le comenta que el mismo sábado, sobre las 13:00 horas, lo vio junto a la Iglesia de Alba, que se dejó acariciar, pero que al momento huyó del lugar.

Haciendo cálculos, la iglesia de Alba se encuentra a unos seis kilómetros de su casa. Sospechan que Café caminó atravesando el monte, pero les alarma pensar que para llegar hasta ese punto haya tenido que cruzar la carretera nacional 550.  

En medio de la incertidumbre, el lunes, a última hora de la tarde, una ciudadana comenta en la publicación de Facebook compartida por la asociación "Os Palleiros" que Café es el perro que ella misma les dejó en el mercadillo que organizaron el sábado, que incluso la descripción del collar (rojo y con sistema antipulgas) coincide. ¿Por qué si tenía chip no se agilizó la comunicación con su dueña? Porque, según relata la "rescatadora", la lectura del chip por parte de la Policía Local dio error. Tras esta publicación, cuando ya habían pasado 60 horas desde la desaparición de Café, la protectora se pone en contacto con Noemi y al día siguiente lo recoge en la sede de Campañó. 

¿En qué estado se encontraba Café después de su escapada? Noemi confirma que físicamente lo encontró bien, que incluso le sorprendió que hubiese caminado tantos kilómetros con la pata recién operada. Con todo, lo nota muy nervioso. 

Tras el susto, Noemi no quiere arriesgarse a volver a perder a Café si se repite una nueva tirada de pirotecnia. En primer lugar, le va a poner una chapa con su nombre y un teléfono de contacto. En segundo, está a la espera de que le llegue un pedido online de un GPS para perros, que se incorpora al collar y le permitiría localizarlo en todo momento. "Es el producto del año más vendido en Amazon", afirma Noemi con una sonrisa, al tiempo que se pone seria para admitir que el miedo y la tristeza de los últimos días no se los desea a nadie. 

CAMPAÑA DESDE PONTEVEDRA

Este suceso revela la necesidad de que las autoridades regulen el ruido de la pirotecnia. Precisamente, desde Pontevedra, se está impulsando una campaña en la plataforma Change.org para pedir "a las administraciones responsables en materia animal que consideren la pirotecnia ruidosa como un tipo de maltrato y se permita solamente la luminosa". Recuerda la promotora de la misma, Beatriz Suárez-Vence, que la contaminación acústica, además de los daños a los perros, también causa graves alteraciones a personas con autismo o las que sufren de hiperacusia, por ejemplo.

Esta iniciativa lleva algo más de dos años de trayectoria y ya ha sumado 8.248 firmas. El objetivo es llegar a las 10.000, por lo que su creadora anima a todas aquellas personas sensibilizadas que aporten su rúbrica online en la plataforma. Paralelamente, ha ido recopilando adhesiones en formato papel, asumiendo todos los costes y desplazándose a diferentes lugares de Pontevedra, Poio y Marín para depositar las hojas. 

En papel calcula que se acercarían a las 600, ya que está pendiente de recogerlas en algunos establecimientos. Esta pontevedresa lamenta que en los últimos meses la campaña está parada porque la asume en solitario y otras situaciones personales han reclamado su atención. 

Lo que necesitaría en estos momentos es asesoramiento para ver la manera de hacer llegar estas firmas a las autoridades correspondientes, a través de una iniciativa legislativa popular o por otra vía. No pide imposibles, ya que, según nos aporta, una noticia publicada el 3 de enero de este mismo año recoge un listado de ciudades españolas que han prohibido la pirotecnia para proteger a los animales

CIUDADES QUE APOYAN LA PIROTECNIA SILENCIOSA

La web La Zona Veggie informa en el mencionado artículo que en Cáceres y Torremolinos la pirotecnia está prohibida para proteger a la población vulnerable y mascotas. En otras localidades como Badajoz, Mérida y Plasencia se establecieron restricciones en su uso.

En Cataluña, Barcelona limita la prohibición de la pirotecnia a las zonas verdes, aunque, al igual que Terrassa y Vic, ha recomendado no lanzar fuegos artificiales la pasada Nochevieja.

Tanto en Madrid como en Irún es necesario disponer de una autorización para detonar petardos, mientras que en Sevilla está prohibido lanzar fuegos artificiales en la vía pública, con la excepción de los días de Nochebuena, Navidad, Nochevieja y Año Nuevo.

Fuera de nuestras fronteras, Praga prohibió en las celebraciones de Nochevieja la pirotecnia, para proteger a las aves que hibernan en la zona del río Moldava; en Alemania, una treintena de ciudades han prohibido o limitado los fuegos artificiales, tanto por el bienestar animal como para reducir la contaminación acústica; y el pasado mes de diciembre el Parlamento uruguayo aprobaba un proyecto de ley que busca prohibir la pirotecnia ruidosa, en respuesta a las demandas de grupos vinculados principalmente a personas con trastorno del espectro autista y a defensoras de los animales.