Había muchas ganas y eso se notó en las numerosas "lumieiras" que iluminaron la "noite meiga" de San Xoán.
A medianoche, como manda la tradición, se encendían las "cacharelas" para espantar a las meigas. Aunque no todas las hogueras han sido festivas pues muchas de las autorizaciones a particulares en fincas privadas fueron para hacer quemas agrícolas.
En Pontevedra se solicitó autorización para encender 156 hogueras, pero la más concurrida, la de la Asociación de Vecinos de Eduardo Pondal fue suspendida ante las malas previsiones meteorológicas, en Marín los vecinos de Cantodarea aplazaron 24 horas su San Xoán y en Poio aplazaron a septiembre el espectáculo pirotécnico previsto para la noche el domingo 26 de junio. La tirada de fuegos de artificio queda fijada para la noche de 24 de septiembre, en las Fiestas de la Merced, que pondrán el punto y final al programa Verano en Poio.
Pero, ni la amenaza de lluvia ni tampoco la de la séptima ola de contagios logró chafar la fiesta, en el inicio del primer verano sin restricciones de la era pospandemia.
Esta noche convivieron las grandes cacharelas públicas con los botellones particulares con hoguera sin que se registrasen grandes incidentes.
También se repitieron algunos ritos como la recogida de herbas de San Xoán, sardiñadas como la de A Seca que repartió 350 quilos, o la costumbre de quemar los apuntes para aquellos estudiantes que acabaron con éxito el curso y a los que ahora toca disfrutar del verano, aunque el sol y el calor se hagan esperar.