Un paso más en la moda de las zapatillas en las bodas: Mary dice el "sí, quiero" en Converse personalizadas

Pontevedra
21 de abril 2024

Que, tras la ceremonia, cada vez más novias optan por deshacerse del zapato de tacón y cambiarlo por unas zapatillas para poder bailar cómodas es casi una moda. Pero la pontevedresa María Soledad Acuña Casais ha ido un paso más allá. Ya se ha casado con unas Converse con la fecha de la boda y las iniciales de los novios

Las zapatillas de boda de María Soledad Acuña Casais, Mary María Soledad Acuña Casais | Fusión Bodas

Que las bodas son cada vez menos encorsetadas es un hecho. Y que, tras la ceremonia, cada vez más novias optan por deshacerse del zapato de tacón y cambiarlo por unas zapatillas para poder bailar cómodas, casi una moda. Pero la pontevedresa María Soledad Acu´a Casais, Mary para los amigos, ha ido un paso más allá y no es que haya bailado en Converse. Es que ha ido en ellas ya hasta el altar. 

No son unas zapatillas cualquiera. Es su calzado favorito, el que viste a diario y del que casi tiene una colección. Y, para la ocasión, las ha personalizado y adaptado para que combinasen bien con su traje de novia

Las Converse con las que se dio el "sí quiero" en una ceremonia en el Castillo de Soutomaior las encargó en Italia y tienen escrita la fecha de la boda, 20 de abril de 2024, y las iniciales de ella y de su ya marido, Carlos.

Las tiene en casa ya desde hace meses, pues fue previsora y las encargó en Italia ya el día 3 de agosto y le llegaron con margen suficiente, el día 14 de ese mes. Este sábado, las estrenó. 

La fecha está en la zona posterior y las iniciales, M y C, en los cordones. Son blancas, acordes al color del vestido, y no le faltaban detalle. Con ellas, se ha sentido más ella, fiel a su estilo incluso el día de su boda. 

Mary, de 36 años, no siempre fue tan amante de las zapatillas. Siempre las utilizó, pero años atrás su estilo era diferente. "Pasé a tener una colección de tacones con 20 años a tener una colección de Converse", explica, aunque rápidamente matiza que los zapatos de tacón sí eran una colección, las Converse, no, tan solo que cuenta con muchos pares porque "es el calzado que más utilizo". 

Por eso no quiso prescindir de ellas el día de su boda, consciente de que lo suyo es casi una excepción porque las llevó ya en la ceremonia, pues la mayoría de las novias le ponen al vestido primero un tacón y luego lo cambian por las zapatillas para el baile nupcial o para la fiesta posterior.

"Lo típico es casarse con tacones y yo lo omití", indica. Y añade que fue una recomendación del lugar en el que compró el vestido, pues "tan solo iba a ponerme tacones una hora y sabía seguro que iba a cambiarme. Me pareció una tontería". De esta forma, "estoy todo el evento en Converse". Ahí está su singularidad. Sin embargo, su marido, para la ceremonia, sí ha optado por un zapato clásico de novio. 

El "sí quiero" de Mary y Carlos fue fiel a la personalidad de ambos, pero no tan personalizado como les hubiese gustado.

Ambos son moteros y, tras nueve años de relación, querían que toda su boda fuese motera, exponiendo la foto de ella en el lugar de la comida y con los rugidos de sus amigos sobre dos ruedas, pero no fue posible porque en el Castillo de Soutomaior no le permitieron que acudieran sus amigos motoristas a realizar una concentración, acelerar y hacer rugir sus vehículos. 

Descartada esa boda motera, sí fue con este estilo la pedida de mano. Fue en una concentración motera en Marín. "Fue una sorpresa", explica Mary. "Estaba en la concentración y me la liaron, me cantaron y todo", añade.