Un millar de pontevedreses reclama que "la verdad, algún día, salga a la luz" sobre la desaparición de Sonia

Pontevedra
18 de agosto 2015

Este martes 18 de agosto, coinciendo con el quinto aniversario de la ausencia de Sonia Iglesias, su familia y amigos han vuelto a salir a la calle en la primera manifestación desde que la Audiencia Provincial acordó el archivo provisional de la causa. "Sentimos rabia y, sobre todo, impotencia", manifestó su hermana Mari Carmen

Manifestación en recuerdo de Sonia Iglesias por el quinto aniversario de su desaparición / Mónica Patxot

Este martes 18 de agosto la familia de Sonia Iglesias Eirín ha vivido un cruel aniversario. Un duro quinto aniversario. Este martes 18 de agosto se cumplen cinco años del día en que la joven pontevedresa desaparecía sin dejar rastro. Como ya viene siendo habitual, coincidiendo con esta fecha, han vuelto a salir a la calle arropados por amigos, conocidos y vecinos de la ciudad para decir bien alto que la desaparecida sigue en su recuerdo y para volver a reclamar, una vez más, que "la verdad, algún día, salga a la luz". En esta ocasión, les han respaldado más de un millar de personas, un dato ligeramente inferior al de algunas convocatorias anteriores, pero lo suficientemente contundente para que se se sientan apoyados y para que estos cinco años sin Sonia no caigan en el olvido.

La reiteración de estas manifestaciones casi las había convertido en rutina, pero este año se ha realizado con una novedad como telón de fondo con respecto a las anteriores. Es el primer aniversario desde que la Audiencia Provincial de Pontevedra acordó el archivo provisional de la causa y se confirmó que la ex pareja de Sonia Iglesias, Julio Araújo, dejó de estar imputado por su desaparición.

A día de hoy, la investigación está detenido y no hay ningún sospechoso judicialmente. Ante tal situación, y transcurridos estos cinco años, la hermana de Sonia Iglesias, Mari Carmen Iglesias, ha querido trasladar que "sentimos rabia y, sobre todo, impotencia".

La plaza de A Ferrería fue el punto de encuentro para este millar de personas y el escenario de otra novedad con respecto a anteriores convocatorias. La canción en recuerdo de Sonia Iglesias compuesta por el compositor pontevedrés Enrique Alvite sonó en la plaza rodeada del silencio de los asistentes y haciendo saltar las lágrimas al sonido de: "Sonia te quiero. Sonia te espero. Te siento cada día más. Sonia, te veo en cada gesto, pues tu mirada decía más que tú".

"Todos sabemos que las personas no desaparecen de un día para otro, sin motivo, sin explicaciones, sin dejar rastro…"

La emoción no ocultó la "impotencia porque seguimos en la misma situación que hace cinco años: sin conocer lo que ocurrió ese fatídico día" ni la "rabia porque lo único que está en las manos de la familia y que podemos hacer es seguir manifestándonos y seguir luchando, sin descanso, para que algún día se conozcan los detalles de su desaparición". Así lo resaltó Mari Carmen Iglesias en un discurso reivindicativo en el que recordó que "todos sabemos que las personas no desaparecen de un día para otro, sin motivo, sin explicaciones, sin dejar rastro…, y más, si dejas atrás a un niño al que adoras y por el que darías la vida", en alusión a que Sonia Iglesías tiene un hijo que aquel 18 de agosto del año 2010 tenía 9 años.

"Es muy duro, os lo puedo asegurar, durísimo, ser consciente de que en nuestra sociedad, con los medios que se poseen: policía, abogados, fiscales, jueces… un presunto delincuente se salga con la suya y sin tener que rendir cuentas ante la ley por un delito cometido", mantuvo la hermana de Sonia, que hizo un repaso por las sensaciones de frustración, dolor, incredulidad y desamparo que ha experimentado la familia "durante estos larguísimos, para nosotros, ya 5 años".

Tras sus emocionadas palabras, el silencio se hizo en A Ferrería y, una vez reproducida la canción en recuerdo a Sonia, los asistentes secundaron una manifestación por las calles de Pontevedra que, un ano más, incluyó un minuto de silencio y un aplauso ante la tienda de Massimo Dutti en Benito Corbal, donde trabajaba la desaparecida.

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