La búsqueda de Estefanía Blanco Pena ha terminado. Tras meses esperando la aparición de un donante de médula ósea compatible con ella para un trasplante para tratar la leucemia mieloide aguda que le diagnosticaron en febrero de 2023, ha aparecido uno en América.
Así lo ha confirmado este viernes su marido, Luis Miguel Diaz, que desde hace meses impulsa desde Pontevedra una campaña para difundir la necesidad de donar este tipo de tejidos.."Hoy es un día importante para nosotros y queremos compartirlo", comunicó.
Según la información facilitada por Luis, la confirmación de que había aparecido un donante compatible les llegó el jueves y es una persona anónima que "le ha regalado esperanza".
Es, según Luis, "el mejor regalo de un amigo invisible" que ha llegado, en esta ocasión, desde muy lejos. E insiste en que ha sido posible "porque un mundo unido es un mundo mejor", pues las donaciones de médula ósea entran en bancos de donantes que se difunden y consultan a nivel internacional.
Localizado el donante, es el momento del trasplante. Luis reconoce que "la siguiente etapa, la del trasplante, será muy dura", pero también confirma que tienen esperanza. "Tenemos una luz y motivos para luchar", señala a través de un mensaje difundido este viernes.
Este mensaje ha llegado a todas las personas que en los últimos meses han ayudado a difundir el caso de Estefanía y la campaña para incentivar la donación de médula ósea y, con él, Luis y Estefanía quieren dar las gracias colectivos.
Además, animan a seguir difundiendo la importancia de donar médula ósea "para que otros puedan encontrar a su amigo invisible portador de vida".
Estefanía Blanco Pena tiene 36 años y lleva desde esperando un trasplante. Tras un tiempo ingresada en el Hospital Montecelo para recibir un ciclo de quimioterapia "para ganar tiempo hasta que llegue el trasplante", recibió el alta y estaba pendiente de la aparición de este donante, si bien tiene que acudir cada dos o tres días al hospital para hacerle seguimiento.
Estefanía y su marido vivían en A Coruña y se mudaron a Pontevedra para poder organizarse mejor y tener a alguien que cuide a su hijo, Liam, que en abril cumplió dos años y medio.