El módulo de aislamiento de la cárcel de A Lama ha sido el escenario de una nueva agresión a funcionarios. Este suceso ha vuelto a poner de relieve el progresivo aumento de la conflictividad que, según los trabajadores, se vive en el penal pontevedrés por una carga de trabajo "desproporcionada" y la falta de personal.
Este último incidente se produjo este lunes 20 de mayo. Un interno del módulo 11, ocupado por presos que son multirreincidentes, agredió a uno de sus compañeros. Tras la intervención de varios funcionarios, el preso fue trasladado a aislamiento.
Una vez allí, cuando los tres trabajadores de servicio se disponían a proporcionarle el colchón para la celda, se abalanzó sobre ellos nada más abrirse la puerta. Aunque lograron echarlo al suelo, no consiguieron reducirlo debido a la gran fortaleza física y la extrema violencia demostrada por el recluso.
La rápida intervención de otros tres profesionales del módulo 14, que acudieron en su ayuda, contribuyó a resolver el incidente inmovilizando al preso. No obstante, siguió profiriendo todo tipo de amenazas hacia los trabajadores y no cesó en su actitud, por lo que fue necesario sujetarlo con correas en una celda especial hasta que se tranquilizó.
Al estar la celda de aislamiento inutilizada, al encontrarse en la galería que ocupa en exclusiva Fabrizio Joao Silva, considerado como el preso más peligroso de España, el recluso tuvo que ser trasladado a Enfermería, que disponía de celdas con camillas para inmovilizarlo.
A consecuencia de este altercado resultaron lesionados dos de los funcionarios que intervinieron, que fueron atendidos en la propia Enfermería del centro, si bien sus heridas no revisten gravedad.
Este es, según los sindicatos, el tercer incidente grave que se produce en el penal pontevedrés en los últimos diez días. Eso solo contando en los que se ven involucrados los funcionarios, pues las peleas y ajustes de cuentas entre internos son "rutinarias" en el medio penitenciario.
Hace diez días, sostienen los trabajadores, un nutrido grupo de funcionarios tuvo que emplearse a fondo para reducir a otro interno del módulo 14 caracterizado por su gran envergadura física, si bien en esta ocasión no hubo que lamentar daños.
El pasado 12 de mayo se vivió otra "situación explosiva", que los sindicatos achacan a la "alegría" con que se implementan experiencias novedosas con internos de máxima peligrosidad.
En este caso, se trataba de un preso que, estando clasificado en primer grado (el más restrictivo), fue destinado al módulo terapéutico, donde se sigue un programa de deshabituación de drogas. Este módulo pionero aloja, desde hace poco tiempo, tanto a hombres como a mujeres y problemas de convivencia motivaron la expulsión del preso.
Al comunicarle que debía abandonar el módulo, reaccionó de manera agresiva. Se parapetó en la celda, rompió una silla de plástico con la finalidad de utilizar las patas como arma y roció el suelo con gel de baño para provocar que los funcionarios resbalaran.
A continuación salió al pasillo de la galería y se situó al fondo blandiendo dos patas de la silla con aristas afiladas y retando a los trabajadores. Estos intervinieron provistos de trajes de protección y escudos, y tras un largo forcejeo consiguieron ponerle los grilletes y trasladarle a aislamiento. A consecuencia de este incidente algunos funcionarios sufrieron contusiones pero de escasa consideración.