Como cada tarde, el lunes 29 de abril el atleta Jacobo Soler paseaba con sus perros por el entorno del barrio de A Seca, en Pontevedra, antes de realizar su entrenamiento en el Centro Galego de Tecnificación Deportiva. Eran las 18:10 horas, "lo sé, porque es la hora que marca el vídeo que grabé", comenta con exactitud.
Jacobo, acompañado por su perra Lúa y su perro Loki, se internaba por la Travesía 1ª a la Rúa da Seca, un camino que habitualmente es transitado por personas con sus canes, especialmente en los últimos días, tras el desbroce de la maleza del lugar. Este vial desemboca en una zona verde que discurre junto al Rego de Valdecorvos y la calle Xosé Malvar.
"Yo suelo ir con los perros porque es una zona tranquila, justo al pasar la casa en ruinas, estaba caminando y me encontré de frente al jabalí que estaba ahí tumbado, tranquilo, debía estar medio dormido porque no se movía", relata Jacobo. Inmediatamente ató a los perros, para evitar que se acercasen al animal que, confiesa, debía ser adulto por las grandes dimensiones.
"Como el camino no tiene salida, tenía miedo de que el jabalí se me viniera de frente, pero nada, ni se inmutó; y luego sí, se levantó, me miró, se dio la vuelta y se fue corriendo detrás de unos árboles, no sé muy bien a dónde, porque detrás está justo el tramo de subida de la carretera (calle Xosé Malvar)", continúa.
Curiosamente, no es la primera ocasión que un jabalí se cruza en el camino de Jacobo. "La última vez fue en el mes de marzo, en el mirador de las antenas de A Caeira, de hecho no lo encontré yo, fueron mis perros, empezaron a perseguirlo y el jabalí salió corriendo, pero aún tardé unos minutillos en ver a los perros".
A este episodio, se suman dos encuentros más, en A Guarda, su localidad de origen. El primero, sin más trascendencia, en una zona de carretera: "yo me fui por un lado y el jabalí por otro". El segundo, por un camino entre fincas, impresiona por el número de ejemplares. "Eran dos jabalís grandes y tres crías, yo iba en bici y me asusté porque de repente venían hacia mí; como no tenía escapatoria, me aparté detrás de unas piedras y ellos pasaron por al lado, fue un visto y no visto, creo que nos asustamos todos".
En el último encuentro ocurrido en Pontevedra, a Jacobo Soler le llama la atención que el lugar esté situado dentro del casco urbano y no en una zona de monte, como en los otros eventos.
Un día después del suceso, a la misma hora recorría la zona con la fotógrafa de PontevedraViva sin que hubiese rastro del jabalí. Reconoce el atleta que continuará paseando por este espacio con sus perros porque intuye que el animal está de paso y es, aparentemente, pacífico.