El sábado 8 de febrero David Valqui salía de Vigo en coche con su mujer y sus hijos, de uno y 8 años, cuando empezó a caerle encima del vehículo una lluvia de piedras que dañó su Audi A4.
Han pasado ya más de diez días y no solo sigue asustado, sino que sigue sin soluciones para la situación "complicada" en la que ha quedado, pues su coche ha quedado tan dañado que no puede conducirlo sin antes repararlo y se ha quedado sin trabajo por no poder desplazarse. No tiene coche ni trabajo ni dinero para repararlo.
Los hechos ocurrieron a la salida de Vigo, donde había ido a visitar a su madre, pero él reside con su mujer y sus hijos en Pontevedra. Allí, en las inmediaciones de San Roque, tiene aparcado su coche hasta que pueda repararlo y retomar su vida.
El coche recibió el impacto de cinco piedras y tiene daños en cinco puntos diferentes, siendo los más graves los tres recibidos en el parabrisas. Esos son los que le impiden circular con el vehículo. También tiene otro en la puerta lateral, en la que circulaba su niño que en abril cumplirá dos años, y otro en la parte delantera. En total, la reparación suma 2.000 euros. La reparación básica solo del parabrisas asciende a unos 600.
La Policía Nacional de Vigo confirmó este miércoles que siguen investigando lo ocurrido para localizar a los responsables, personas que tiraron piedras a al menos cinco vehículos sobre las 22.00 horas del 8 de febrero desde un puente peatonal situado cerca del centro comercial Vialia. De momento, siguen sin novedades.
A la espera de que aparezcan los responsables, ni Audasa, empresa concesionaria de la autopista AP-9, ni la compañía de seguro de David se hacen cargo de los daños.

"Mi seguro me dijo que Audasa había enviado una carta diciendo que no se hace responsable de los daños, que especifican que no fue en la AP9", explica. Tras esa respuesta, "me sentí un poco desconsolado", confiesa, pues es usuario habitual de la autopista, tiene incluso el dispositivo de telepeaje. Además, supo que "tampoco el seguro" le cubre los daños, pues tenía un seguro básico y temporal de tres meses y no se hace cargo.
Los hechos ocurrieron un sábado y el lunes no pudo ir a trabajar en su puesto habitual en Porriño porque no tenía coche, de modo que "debido a esas consecuencias, me quedé sin trabajo". Este vehículo es su único medio de transporte posible.
Para buscar un nuevo trabajo, sabe que necesitará el coche y no puede usarlo hasta que lo arregle, pero no tiene dinero para hacerlo de ahí que haya iniciado una campaña de recaudación de fondospor internet para pedir ayuda ciudadana "a ver si me echan una mano" para reunir los fondos necesarios para la reparación. Si no reúne el dinero, pedirá un préstamo.
LA EXPERIENCIA
"Al sobrepasar el segundo puente, sentí una lluvia de piedras", relata. Él quedó desconcertado y "perdí el control por un momento". Cuando ya recuperó el volante, notó que su familia había entrado "en pánico".
Su primera reacción, "con los nervios", fue abrir la puerta, salir y mirar quién había sido. No vio a los autores, pero sí sintió que "para ahuyentarme, volvieron a tirar piedras".
Se montó en el coche y siguió para detenerse en un lugar seguro. Alertó al 091 y llegaron al lugar responsables de Audasa, que tomaron fotos de los daños y le indicaron que continuase la marcha hacia un área de descanso próxima. Allí, descubrió "con sorpresa" que no había sido el único, "había cuatro coches más que estaban por el mismo motivo, les habían tirado piedras".
Allí se entrevistó con la Policía Nacional y con la Guardia Civil y luego formalizó una denuncia ante la Policía Nacional detallando lo sucedido y los cinco golpes que tiene su coche.
El momento vivido fue complicado, pues el susto fue tan grande que "la niña pequeña se acuerda y se echa a llorar". Al dañar el parabrisas, a él le cayeron cristales en la cabeza y en las manos y, recordándolo, piensa que "menos mal que en mis ojos no".