Queridos lectores, a pesar de la borrasca, la vida sigue y además es igualmente disfrutable que con anticiclón. ¡Palabra de chubasco! Lo único que hay que hacer es alterar un poco los planes, poner buena cara y mejor actitud y dar gracias porque aquí, al menos, no hay problemas de sequía. Tampoco habría problemas de escasez de recursos energéticos si pudiéramos aprovechar los rayos y transformarlos en electricidad y calefacción para nuestras casas pero eso, por desgracia, sólo ocurre en los mundos de Yupi. Y Yupi parece que no está dispuesto a invitarnos a su feliz galaxia.
Volvamos al asunto del plan. Como ya sabéis, uno de mis entretenimientos favoritos que, curiosamente, también satisface una necesidad vital, es comer. Hoy quiero rendirle homenaje merecido a un restaurante que conozco desde hace décadas y que nunca me ha fallado: Casa Ces, en Avenida Porteliña, 15, Poio. ¡Todo un clásico! Desde 1908, (yo empecé a ir un poquito más tarde) esta casa lleva dando de comer a propios y extraños. Ahora está en pleno auge: su especialidad es la caza y estamos en temporada. Allí me fui para deleitarme con sus platos "cinegéticos" que compiten en la carta con un marisco de excelente calidad. Todo ello aderezado con el cariño, el buen hacer y la simpatía de Ramón, que es quien lo regenta. Pasen y vean y si quieren degustar, llamen inmediatamente para hacer su reserva. 986 87 29 46.
La sala, siempre impecable.
Empanada de tronco de bonito, ¡fantástica!
Croquetitas de centollo, ¡la bomba! O más bien las balas.
Siempre pan de trigo y pan de maíz a elegir por el comensal.
El venado con plátano y filloa rellena de pimientos del piquillo.
La perdiz con castañas y cebolla. Plato sanote y apetecible salvo para las perdices.
Patatas de Xinzo de Limia que combinan con todo. ¡Un "must"!
De postre, sus míticas cañas, nísperos rellenos de crema bañados en toffee y crema catalana (no separatista, salvo que el cliente la pida así ex profeso).
Para bajar semejante comilona no seré yo quien os aconseje ir a correr, algo que está ahora tanto de moda y que puede dar a cardiólogos, fisioterapeutas y funerarias cantidades ingentes de trabajo y dinero, a partes iguales, en un futuro próximo. Yo, lo que recomiendo es dar un giro de 180º y dirigir vuestro cuerpo con la barrigota en carretilla, si se precisa necesario, a ver una buena peli al cine. Sí, al cine. ¿Recordáis aquellas salas donde se veían películas? En mi caso, las sigo utilizando y me encantan, qué le voy a hacer. Me gusta lo clásico con un punto moderno.
La película escogida fue Interestellar un reciente estreno que promete poner de moda a la NASA y a los astronautas contando la historia de un grupo de exploradores del espacio que buscan un lugar alternativo a la Tierra al haberse hecho inviable la continuidad de la vida en el susodicho planeta. Y esta moda espacial -que estoy segura se está gestando- va a llegar al punto de ignición con la sonda Philae y aquí, lo bueno, es que ya no estamos hablando de ficción, porque esa sonda existe y ha sido enviada por la ESA (Agencia Espacial Europea) con la misión de posarse sobre un antiguo cometa y recabar información. Ni que decir tiene que el tema se está desarrollando con éxito e interés a nivel mundial.
- Imagen tomada por la ESA, en la que se muestra el cometa y el módulo de aterrizaje Philae en su misión pionera.
Y a mí, que me resulta un misterio insondable cómo de un disco puede salir música, estos acontecimientos me fascinan y enloquecen. Entre la comida, la película y la noticia cósmica, (creo que no me dejo nada), os aseguro que llegué a casa henchida de felicidad bajo el granizo y la tormenta.
¡Ah! Pues parece que sí, que me dejaba un detalle. El riquísimo vino de Casa Ces, "Habla del Silencio", con aromas de grosella y estética minimalista, que puede ser, puede ser, haya alterado algo mi imparcialidad sobre este día. Ejem.
¡Besos, abrazos y hasta la próxima!