Pocas personas pueden presumir de haber recibido tanto cariño de sus propios vecinos como José González Solla, más conocido como Pepe Solla. Y, aunque no pudo en vida, Poio ha rendido este jueves un sentido homenaje a uno de sus ciudadanos más ilustres.
Desde ahora, una placa con su nombre presidirá la Rúa do Adro, muy cerca de su domicilio y del Restaurante Casa Solla, que él y su mujer Amelia fundaron en 1961 y que, con esfuerzo y dedicación, convirtieron en su proyecto de vida.
"Pepe era un visionario. Ofrecía menús totalmente descoñecidos na cociña galega e o seu labor foi determinante na nosa gastronomía", ha destacado la edil Marga Caldas, impulsora de este homenaje a través de la concejalía de Memoria Histórica.
Teté Solla, hija del homenajeado, fue la encargada de hablar en nombre de la familia. Muy emocionada ha asegurado que "dentro de la tristeza tan grande que sentimos por haberlo perdido" el recuerdo de Poio a su padre "es un orgullo tremendo".
"No existe mejor manera para honrar su memoria que una placa con su nombre en la casa que construyó con tanto esfuerzo", ha destacado, antes de asegurar que "sabía que era muy querido, pero lo era mucho más de lo que me podía imaginar".
Su padre, ha añadido su hija Teté, "siempre estuvo orgulloso de ser de aquí" y trabajó para "poner a Poio en el mapa" junto a su mujer, Amelia. "Sin ella, papá no habría llegado a ser lo que fue", ha recordado. Este homenaje, le dijo a su madre, "te va a dar mucha fuerza".
"Me hubiera gustado que mi padre pudiera haber visto en vida este reconocimiento y este cariño", ha reconocido la portavoz de la familia. "Donde estés ojalá puedas vernos porque esto es por ti", concluyó antes de lanzar un beso al aire.
En el acto han intervenido la directora xeral de Turismo de Galicia, Nava Castro, que ha celebrado el papel de Pepe Solla como embajador de la cocina gallega; o Carmela Silva, presidenta de la Deputación, que le ha calificado como "a pedra e os cimentos dun gran proxecto que axudou a que todo o mundo fale da nosa gastronomía".
El alcalde de Poio, Luciano Sobral, ha querido aprovechar este homenaje a Pepe Solla, del que ha dicho que fue un "privilexio" tenerlo como vecino, para entregar a su viuda la insignia de oro del Concello de Poio. "Gustaríame que a levaras na solapa como recordo", ha concluido.