La lucha contra los proyectos eólicos que proliferan en toda la geografía gallega llega este año al Entroido pontevedrés. El loro Ravachol se une a las reivindicaciones y pide el fin de los planes para el Monte Acibal.
Como cada año, decenas de personas se acercaron este lunes hasta la plaza de la Peregrina para conocer de qué va vestido Ravachol. En la recreación de la Botica de Perfecto Feijoo, se sumaron curiosos y también integrantes de la Irmandade do Ravachol, que acompañaron la reivindicación del loro con carteles que defienden "eólicos, así non".
El famoso loro viste de gris con el lema "Acibal sen eólicos" y llegó hasta la botica en la que cobró fama con una reproducción de uno de los molinos eólicos de los que se quieren instalar en este monte pontevedrés.
María Simal, en nombre de la Irmandade do Ravachol, leyó un texto de Álvaro Lago en el que reivindicó que el Entroido es tiempo de disfraces y también de "quitar a máscara de quen pretenden facer pasar por entroidadas os seus calotes perversos".
"Que non nos rouben tamén o vento, Ravacholiño, que poidamos gozar ata onde pega a volta o aire, meu", pidieron los promotores del principal símbolo del Entroido pontevedrés, que critican a aquellos que "pretenden disfrazar de ecoloxía unha especulación pura e dura" a pesar de que causa un daño a veces irreversible a la biodiversidad y al paisaje, sin generar empleo pero aniquilando los que hay en la agricultura o en el turismo rural.
Como es habitual, hicieron un pequeño repaso a la actualidad y se recordaron un año 2023 de intenso calor del verano, las heladas del invierno y los diluvios del otoño, a los que "resistimos; coma heroínas en pedra na Alameda, diante das ruínas".
Su espíritu más reivindicativo también tuvo una parada en la reciente crisis ambientan de los granulados o 'pellets' y recordó que en Galicia "aturamos que veñan mal dadas, pero nin calamos nin nos resignamos".
Recordaron, así, que "unha perversa tropa segue a estragar o mar que tanto amamos, a botar nas nosas costas porcalladas contaminantes, a derramar a beleza e a riqueza das nosas augas", que hay "sobrados motivos para protestar" y que estas protestas salen a la calle, como sucedió con el Prestige.
De nuevo, la sociedad regresó a las playas "para recoller o noxento granulado do que ninguén quere defendernos" y la Irmandade dos Ravachol recuerda que por el mar "chegáronnos piratas e contaminantes" y, en forma de eólicos, "as labazadas van polo vento e veñen polo aire".