Era el primer acto oficial -no de partido- de Mariano Rajoy en Pontevedra desde que fue nombrado persona non grata y el primero en el que coincidía con el alcalde de Pontevedra, Miguel Anxo Fernández Lores, desde que le nombraron presidente del Gobierno. El interés estaba servido y todo gesto y paso de cada uno de ellos se escudriñó hasta la saciedad, pero, finalmente, no ha quedado ninguna imagen para la historia más allá de saludos e intercambios de palabras formales. La foto curiosa del día, de hecho, la protagonizó Rajoy en solitario, con dos dedos vendados.
El vendaje de Rajoy en dos dedos de la mano derecha no pasaba desapercibido a ninguno de los asistentes a la visita a las obras de la A-57 este lunes y los periodistas acreditados no quisieron desaprovechar la oportunidad de preguntarle por tan inusual imagen.
El presidente del Gobierno no admitió preguntas en el acto, en el que dio un discurso de 13 minutos centrándose en infraestructuras y en novedades de los Presupuestos Generales del Estado (PGE), pero, justo antes de entrar en el coche para abandonar la zona, un informador logró 'colar' una pregunta sobre el particular. Sobre el resto de temas de actualidad, ya habían sido advertidos de que el presidente no hablaría.
"Me di un golpe. En Sanxenxo. No se lo diga a nadie. Fui yo solo", fue la escueta respuesta de Mariano Rajoy, explicando que todo sucedió durante sus vacaciones de Semana Santa en Sanxenxo. Justo después, entró en el coche, cerró la puerta y abandonó el lugar de Pintos, en Marcón, donde se realizó el acto en una carpa enmoquetada.
A pesar de que la jornada de este lunes amaneció con lluvia y se aguardaban precipitaciones durante todo el día, el agua respetó el acto y no empezó a llover hasta unos minutos después de que la mayoría de las autoridades presentes abandonasen la zona. Quedaban bajo la carpa instalada para la ocasión tan sólo los políticos locales y técnicos de la obra.
La representación política local no fue poca. En la comitiva había tres alcaldes de tres colores políticos distintos: Lores (BNG); el alcalde de Vilaboa, Luis Poceiro (PSOE); y el homólogo de Sanxenxo, Telmo Martín (PP). El tramo de la A-57 que está en obras une dos puntos de los municipios de Pontevedra y Vilaboa, de ahí la presencia de sus regidores. La asistencia de Telmo Martín llamaba la atención, pero él se movió como si estuviese en su casa, con conversaciones y contactos muy cordiales y en confianza con los presentes.
No faltaron a la cita un nutrido grupo de concejales del PP de Pontevedra, con su portavoz, Jacobo Moreira, a la cabeza, y tampoco los concejales del BNG pontevedrés Anabel Gulías y Demetrio Gómez y la líder nacionalista de Vilaboa, Ornela Fernández.
Junto a Rajoy se situaron en el 'estrado' para los discursos el presidente de la Xunta de Galicia, Alberto Núñez Feijóo, y el ministro de Fomento, Íñigo de la Serna. Además, entre los presentes se encontraban el presidente del Parlamento gallego, Miguel Ángel Santalices; el delegado del Gobierno en Galicia, Santiago Villanueva; la subdelegada del Gobierno en Pontevedra; Ana María Ortiz; el vicepresidente de la Xunta, Alfonso Rueda; o la senadora pontevedresa del PP Pilar Rojo.
Alfonso Rueda, también presidente provincial del PP, y Lores también dejaron una imagen que no pasó desapercibida para los presentes, por la frialdad de su relación. A pesar de que ambos se situaron en la entrada de la carpa a apenas unos centímetros de distancia para recibir a Rajoy, sus gestos no fueron amigables e incluso se dieron la espalda.