Xosé Manuel Torres Cannas o Pepe Vieira. Vigués de nacimiento, residencia de infancia y adolescencia, -vecino de Teo Cardalda para más pistas-. Vivió los años de intensidad musical y reivindicativa de la ciudad olívica. Se confiesa como un tipo tímido que con el tiempo lo va superando. La hostelería le empezó a enganchar cuando la vivió en el extranjero y sintió que podía ganarse la vida con esa profesión. Fue su padre, Juan, quien pensó que podía ser un futuro para el mayor de sus dos hijos.
Con 14 años le enviaron a estudiar a Santiago. Una etapa de maduración personal, cuenta. Marchó a Madrid a los 18 años para complementar sus estudios de Hostelería con Turismo. Pasó una etapa en Canadá. Luego saltó a Escocia, le siguió Francia y finalmente se reencontró físicamente en Sanxenxo con su hermano Xoán tras años separados por miles de kilómetros y en aquel momento deciden embarcarse en un negocio de restauración.
Al mismo tiempo conoce a la que hoy es su mujer, Sandra, que vivía en Nueva York, hija de emigrantes gallegos y que volvía los veranos a Galicia. Ella es fisioterapeuta. Tienen a Tati y Darío. Fuera tópicos: él no cocina en casa, y ella tampoco hace de fisioterapeuta con Pepe.
Apareció para esta Playlist de PontevedraViva Radio con casco de moto y guantes. No es motero "de toda la vida". Hace unos cuatro años vivió un momento de muchas horas de trabajo que le impedía poder dedicar tiempo a sus aficiones. Se compró una Honda del 63 para restaurarla. Luego les han seguido otras cuatro, una de ellas de enduro, uno de sus hobbies.
También aficionado a la lectura, la escritura, el windsurf, o a viajar - lo sigue haciendo pero por trabajo -. Sin duda, la anécdota, que a día de hoy afortunadamente puede calificarse como tal, tiene origen en un viaje laboral: el reputado cocinero acabó en una cárcel de Malabo, en Guinea Ecuatorial.
Habla de tesituras similares a las que vivieron aquellos cocineros que formaron el germen del Grupo Nove, que por cierto recientemente ha recibido uno de los Premios da Crítica Galicia. Vieira dice con cierta sorna: "ahora las expectativas del cliente son muy altas.Entonces llegaban y flipaban, se emocionaban...era alucinante. Ahora un cocinero tiene que salir en tanga para que alucinen y casi te dicen...bah! se le veía un poco forzado".
En 2015 puso en marcha en Pontevedra La Ultramar, que le llevó además a trasladar la casa familiar a esta capital. El próximo proyecto será el Hotel da Natureza. Mirando a un futuro a largo plazo responde que siempre ha tenido la fantasía de poder dedicarse alguna vez a otra cosa. "Eso que hacen algunas personas de dar un giro totalmente a la vida y dedicarse a algo que no tiene nada que ver con lo que haces". ¿Quién sabe si pudiera ser un taller de motos?.