El dragado del Lérez previsto por el ente Portos de Galicia superará los tres millones de euros de presupuesto y el año de ejecución para retirar 330.000 metros cúbicos de lodos, arena y sedimentos en todo el canal de navegación del río. Se trata de una actuación a lo largo de 4,3 kilómetros de longitud y más de 264.000 metros cuadrados del fondo de la ría.
Después de una década de gestiones el proyecto ya cuenta con declaración de impacto ambiental, además de múltiples informes favorables, incluso tiene presupuesto. Ahora el problema es el lugar previsto por la Xunta para depositar los 330.000 metros cúbicos de lodos: el espacio comprendido entre el oeste de la isla de Tambo y Campelo.
Según las agrupaciones de navalleiros y bateeiros y las cofradías de Bueu y Portonovo el depósito de estos lodos alterará de modo importante el ecosistema y acabará con navajas y mejillones.
"Tenemos todas las líneas de diálogo abiertas", ha insistido el presidente de Portos de Galicia, José Juan Durán, que quiere "hacer las obras desde el consenso".
La solución no parece tan complicada, aunque sí más cara. Situar el punto de vertido más allá de la isla de Ons como ya se hiciera con los áridos procedentes del dragado del Puerto de Marín. Esa es la postura que defienden todas las partes, menos la Xunta que propone la instalación de turbidímetros para medir la turbidez de las aguas y el reparto de los lodos, poniendo los de menor calidad en las zonas libres de marisqueo.