Tres investigadoras del campus de Pontevedra han probado con éxito un programa de fisioterapia precoz que permite recuperar la continencia urinaria en personas a las que debido al cáncer se les ha extirpado la próstata.
Este estudio, elaborado por Mercedes Soto, Eva Lantarón e Iria Da Cuña, investigadoras de la Facultad de Fisioterapia, ha comprobado que mediante este tratamiento los pacientes afectados por este problema resuelven su incontinencia en un plazo de tres meses.
Para demostrar la valía de este programa, las autoras del estudio atendieron a cerca de 50 pacientes de cáncer de próstata, en colaboración con el jefe de Urología del área sanitaria de Vigo, Antonio Ojea, y de la uróloga Sabela López.
Los pacientes en esta investigación, según traslada la Universidad de Vigo, se sometieron durante tres meses a un programa de electroterapia y biofeedback.
Tras este programa, dos de cada tres pacientes lograron alcanzar la continencia urinaria, algo que solo habían logrado el 9% de los integrantes del grupo de control del estudio que no se sometieron a ningún tratamiento específico.
Esta investigación, explica Mercedes Soto, buscaba demostrar la eficacia de este tratamiento frente a uno de los principales problemas derivados de la prostactomía radical, una intervención quirúrgica consistente en la extirpación de la próstata y de sus vesículas seminales para reducir los índices de mortalidad de este tipo de cáncer.
"Hay hombres que pueden llegar a perder al día litro y medio de orina, es decir, todo lo que beben", destaca Soto, que señala que esta situación provoca una pérdida "importante" en la calidad de vida de estos pacientes.
De los 47 pacientes que participaron en este estudio, 25 formaron parte del grupo de intervención y 22 del grupo de control.
Los primeros se sometieron durante tres meses a un tratamiento con tres sesiones semanales, en el que se combinaba la electroterapia y la realización de un programa de ejercicios de fortalecimiento del suelo pelviano con biofeedback, un sistema que permite la medición de las contracciones realizadas y que las visualiza en una gráfica.
Para conocer los efectos de este programa, los integrantes de los dos grupos fueron sometidos cada mes a dos evaluaciones diferentes, un pad-test de una hora y otro de 24 horas.
El primero implicaba la realización de una serie de ejercicios, como agacharse, levantarse o toser, que ejercen presión sobre la zona y dificultan la continencia, según estas investigadoras, para después comprobar la cantidad de orina que habían perdido.
El segundo estaba dirigido a cuantificar, a través del pesado de los pañales, las pérdidas que habían sufrido a lo largo de 24 horas, en las que los pacientes hacían una vida normal.
El estudio se completó con una nueva evaluación a los seis meses, "ya que podría ser que habían mejorado mucho durante el tratamiento y después empeoraran", señalan las autoras de esta investigación, que comprobaron que esta continencia se mantenía "o incluso mejoraba".
Las investigadoras pontevedresas, ante el resultado de este estudio, destacan la importancia de incluir la fisioterapia dentro del equipo multidisciplinar de tratamiento de estos pacientes porque los ejercicios de suelo pelviano "no son fáciles de hacer sin la correctas indicaciones".
"Tanto en la incontinencia masculina como en la femenina, lo que existe a veces es desinformación, porque sí que existe una solución eficaz, como se está viendo, tratamientos que pueden resolver el problema", añade Eva Lantarón, una de las autoras del estudio.