Este domingo 17 se abría la jornada de pesca en aguas continentales con una cuota de captura en la que los ejemplares deben tener una dimensión mínima de 40 centímetros.
Ramón Gómez Reboredo capturaba en esta jornada inicial una trucha que superaba con creces esa medida. La trucha pesaba 2,09 kilos y su tamaño era de 56 centímetros.
Este particular pescador, que no come trucha, se acercó en solitario a las tres y media de la tarde hasta el lugar de Serrapio para pasar la tarde esperando que picase algún ejemplar en el afluente del Lérez que baja de Quireza.
Capturó una pieza al poco de llegar pero de dimensiones normales. "Era unha tarde desas medio tonta... e caeu ese fenómeno. É impresionante", comenta Ramón al narrar el momento en que sobre las cinco de la tarde se asomaba la gigantesca trucha.
"Téñoas vistas grandes, pero tan grande non", afirma este pescador de río que justifica la captura diciendo: "equivocouse. A verdade é unha alegría moi grande. Unha así é case imposible de coller. As grandes van a outro tipo de cebos. É raro que vaian á cucharilla", explica orgulloso.
Conocedor del Lérez desde pequeño asegura que está sorprendido con la suerte de atrapar una pieza de este tamaño: "é unha lotaría. Unha así, grandísima, é case imposible. Non é fácil engañalas. Non sei se porque son máis listas".
Reconoce que "aínda tivemos que discutir un pouco porque non quería entregarse". El enfrentamiento duró más de diez minutos. "Non o imaxinaba, nin pensalo nin por equivocación", admite este hombre que pesca como método antiestrés.
Su afición es tan grande que incluso después de lograr la captura continuó, como si tal cosa, pescando: "seguín insistindo e algunha máis caeu. Eu son dos que se aburren elas de min ou eu delas. Eu vou ao río porque me gusta, non polas troitas. A min aí acábaseme o mundo".
Ramón regala después sus piezas a sus amistades y, en este caso, tenía claro el destino de la trucha, su amiga Jéssica, que está embarazada de una niña, Cloe. El día anterior ella, como sortilegio, le dijo que tenía antojo de trucha. "Cadrou así. Estou moi contento", reconoce.
Lo primero que hizo al pescar la trucha fue enviar un mensaje con una foto a otro gran aficionado a la pesca, el ex alcalde de Campo Lameiro, Julio Sayáns: "para picalo. Iso é o habitual entre pescadores. Así xa non hai maneira de que me diga nada", bromea admitiendo que el día de niebla del domingo tampoco favorecía la pesca.
Espera que en abril o mayo con las aguas más cálidas y un caudal más bajo resulte más fácil capturar truchas de medidas buenas. "A saber cando vai caer outra", comenta satisfecho por el reto logrado.