"Sentábame no colo e acariciábame as pernas"; "O raro era volver un día a casa sen ser apalpada, insultada ou perseguida"; "Levántame a saia e tócame o cu"; "Interrógame, doulle a man para despedilo e lámbema"... Estas denuncias son solo un ejemplo de los 3.000 relatos personales recogidos durante la campaña #PrimAcoso, promovida por el Concello de Pontevedra en colaboración con la Universidade de Vigo.
María Lameiras, directora del grupo de investigación; Carmen Fouces, concejala de Igualdade, y Rosa Campos, responsable do Centro de Información á Muller de Pontevedra, analizaban este jueves los resultados de este estudio pionero, que se inició antes del famoso #MeToo.
Entre las conclusiones que se pueden extraer se comprueba que la violencia contra las mujeres no es un fenómeno aislado, sino que está normalizado y que se repite a lo largo de la vida de las mujeres en múltiples formas.
María Lameiras definía esta situación como una "pandemia", que comienza desde la infancia. El 76% de las mujeres que participaron en esta campaña había sufrido algún tipo de acoso antes de la mayoría de edad. El 24% había experimentado esa violencia en edad adulta.
El estudio se dividió en tres categorías: las violencias múltiples que sufren las niñas; las violencias múltiples que padecen las mujeres y la recepción de los micro-relatos que se compartieron en laa redes por parte de mujeres y de hombres.
#PrimAcoso muestra que el 94% de las mujeres valoran esta campaña de manera positiva y tan solo un 6% critica este tipo de iniciativas al entender que rompe los marcos establecidos de convivencia. En cuanto a los hombres, el 58% critica la propuesta mientras que el 42% la considera positiva.
Según manifestaba la concejala Carmen Fouces, estos resultados muestran que no hay tantas mujeres que se opongan al movimiento feminista ya que asumen los postulados aunque no se pronuncien públicamente. Y destacó también que un alto porcentaje de hombres apoyen estas reivindicaciones y analicen sus propios comportamientos de violencia machista en el pasado.
En este estudio se muestra también como las mujeres son acosadas y violentadas sexualmente en espacios privados y normalmente por personas de su entorno más próximo. Al mismo tiempo, se refleja que las víctimas también interiorizan ese acoso y experimentan sensaciones de miedo, culpa o vergüenza.
María Lameiras destacó que en los casos denunciados en esta campaña, la mayoría de las agresiones resultaron impunes ya que no hubo consecuencias para sus autores y los espectadores se mostraron pasivos ante estos acosos. En este sentido, la investigadora afirmó que es necesario cambiar este tipo de comportamientos y no permitir la impunidad de los agresores.