La asociación Amizade desarrolló una jornada en la Alameda de Pontevedra para probar handbikes, bicicletas adaptadas, con la intención de sensibilizar a la sociedad pontevedresa de las dificultades a las que se enfrenta una persona con discapacidad a la hora de practicar un deporte.
Según afirman desde esta asociación, los problemas derivados de los altos costes y de la falta de espacios adecuados para estas personas conllevan que para muchos de los miembros de este colectivo resulte complicada la integración, desde un punto de vista deportivo. Desde Amizade afirman que muchas de las instalaciones deportivas en Pontevedra no son accesibles.
Para el desarrollo de las actividades durante este sábado, tanto de mañana como de tarde, el colectivo que preside Paulo Fontán solicitó tres handbikes a la fundación María José Jove que cuenta con un servicio de préstamos de estas bicicletas en A Coruña.