Hernán Fariñas Vales es un pontevedrés que hace un par de meses se mudó a Valencia después de vivir trece años en Inglaterra. Desde comienzos de noviembre se sumó a la marea de voluntarios en ayuda a las personas afectadas por la DANA, primero en Benetússer y después en Catarroja. Es el único español entre un nutrido grupo procedente de otros países europeos y americanos.
¿Como estás, lo primero?
Estamos. Creo que todavía en shock de la experiencia, pero bueno.
Esta semana, miércoles y jueves, de obligada pausa ante las predicciones meteorológicas.
Sí, la semana pasada nuestro grupo fue todos los días a Catarroja y estos dos días por la alerta no se va. El temor son las alcantarillas porque están colapsadas prácticamente por el barro. El Ayuntamiento ha dicho que su capacidad es del 15%.
¿Cómo, dónde y con quién comenzaste, o comenzásteis?, porque contigo está tu pareja, Pippa Jackson.
El domingo 3 fui a Benetússer por mi cuenta porque antes había estado en Mestalla cargando cajas en camiones, pero quería hacer más. Al ver que allí, y entre comillas, estaba más controlado, decidí ir a otra localidad algo más alejada, Catarroja, que está a dos horas caminando. Preguntando acabé localizando por Facebook un grupo de voluntarios. Resulta que soy el único español entre aproximadamente treinta que llegamos a ser.
El martes 5, sin conocernos de nada, nos coordinamos y pusimos en marcha. Hay un par de holandeses, uno vive allí y otro adelantó un vuelo para venir a ayudar. Un alemán que vino exprofeso a ayudar. Muchas nacionalidades: Finlandia, Alemania, Holanda, Polonia, Irlanda, Inglaterra, Francia, Argentina, Colombia, Estados Unidos, Canadá, ... cuesta contarlos, el 'batallón guiri' nos llamamos. Son personas que van a quedar un par de meses, otras que están haciendo rotaciones. Son muy buena gente y están trabajando muy duro.
¿Cómo organizáis el trabajo como voluntarios?
Se mueven muy rápido, la verdad. Cuando los conocí ya tenían puestas en marcha dos colectas digitales que a día de hoy ya debe tener doce mil euros. Esas donaciones se están destinando a comprar el material para la limpieza y productos para la población. Estos días hemos destinado una cantidad para adquirir hidrolimpiadoras. Tuvimos un inconveniente, había que recogerlas a 50 kilómetros de Valencia, pero entre conocidos de conocidos conseguimos dos coches para traerlas y salvo tres que estamos utilizando, el resto las hemos repartido porque hacían mucha falta.
Esos negocios, viviendas en los que habéis trabajado ¿hay alguien que os indique una prioridad, a cuál ir?
Vayas donde vayas hay necesidades. En este grupo, usan una aplicación en la que las víctimas solicitan ayuda. Yo por ejemplo, primero estuvimos en la casa de un vecino llamado Jose, sacamos muebles y electrodomésticos a la calle donde se amontonan montañas de escombros, barro, coches cruzados... una brutalidad. Estuvimos dos días, diez personas, limpiando cinco horas.
Luego seguimos con otras casas. El tipo de ayuda va evolucionando. A veces parece que no hace falta tanto lo que es limpiar, sino ayudar a las personas que se han quedado sin nada, por ejemplo, sin una cama. O hacer encaje de bolillos para que una niña de nueve años tenga una tarta de cumpleaños.
Mientras unos se las ingenian para colaborar, otros delinquen y tratan de estafar. Lo digo porque estos últimos generan la desconfianza de quienes quieran colaborar económicamente con vuestra labor voluntaria. ¿Cómo se puede hacer y de qué manera seguir lo que estáis haciendo?
Tengo que decir que toda ayuda es poco y que cada cual puede hacerla donde se sienta cómodo. En nuestro caso, en los dos crowfunding vamos colgando fotos y comentando lo que hacemos cada día. Están nuestros nombres, se ve la cantidad donada y todo va destinado al pueblo. Si se prefiere hacer donaciones materiales, pueden contactar a través de mi correo electrónico (hfvales@gmail.com) y lo gestiono.
Te he leído un par de frases que llaman la atención. Una: "a pesar de lo triste de la situación, el pueblo está vivo, muy vivo".
Una de las cosas que se me ha quedado grabada es el barullo en el pueblo. Quizás ayer (martes 12) era ya más de puertas adentro, pero la semana pasada era una locura, cuando por fin llegaron las máquinas; eso sí, te decían que después de haber vivido entre el fango cinco días.
La otra frase, dirigida a tus compañeros de faenas, tiene una tremenda carga de profundidad. Dices, "vais a tener algo que mucha gente no tendrá nunca: algo de lo que estar orgullosos el resto de vuestras vidas, ¡no decaigáis!".
Creo que de este tipo de situaciones siempre se pueden rascar cosas positivas y una de ellas es cómo la gente se ha volcado. El no decaigáis es como un grito de guerra porque es fácil que se olvide y se deje de ayudar. Nosotros estamos esforzándonos mucho para que esto se mantenga el máximo tiempo posible porque va a seguir haciendo falta.
¿Pippa y tú tenéis un plazo temporal para retomar vuestras obligaciones laborales?
En mi caso me ha coincidido con dos semanas libres entre trabajo y trabajo, (se dedica al márketing digital). Estamos dedicándole todo el tiempo posible y estos días además centrándonos en difundir este mensaje de lo que estamos haciendo para que quien quiera enviarnos ayuda lo pueda hacer y usar los fondos de la mejor manera posible.
Nuestra vida nos va a reclamar pero vamos a seguir con los ojos en el pueblo porque tenemos los contactos de personas que siguen necesitando.
En referencia a esa difusión a la que te referías, el hecho de ser un 'batallón' internacional ¿está siendo motivo de atención en los medios de estos países de los que procedéis?
El hecho de que seamos de tantos lugares nos está beneficiando. Los compañeros holandeses van a tener entrevistas con periódicos de allí, el chico de Irlanda ha tenido entrevistas con radios irlandesas, y en nuestro caso como Pippa es inglesa, esta tarde tenemos una entrevista con un periódico nacional.
Cerramos la charla con el deseo de que esta segunda DANA no agrave más aún la catástrofe con la que se concluyó octubre.