Proteger áreas sensibles y reforzar la respuesta ante lluvias intensas. Esta es la principal línea de trabajo que impulsará la Xunta de Galicia en siete ayuntamientos gallegos durante el año 2025, entre ellos los de Pontevedra, Vilagarcía de Arousa, Bueu y Cuntis.
Pontevedra y Vilagarcía, según el informe de Augas de Galicia, son junto con Vigo, las ciudades gallegas con mayor riesgo de sufrir inundaciones. En Bueu y Cuntis, por su parte, el gobierno gallego considera que este tipo de intervenciones pueden resultar más efectivas.
La medida propuesta será crear zonas de inundación controlada para proteger determinadas áreas del territorio particularmente sensibles a este fenómeno.
La Xunta destinará dos millones de euros para redactar estos primeros proyectos, con los que se habilitarán espacios naturales que, en caso necesario, actúen como amortiguadores de posibles inundaciones cada vez más intensas debido a la emergencia climática.
En concreto, las propuestas específicas para la gestión de riesgos de inundación incluyen la creación de una zona de laminación controlada en el río Valdecorvos, a su paso por Pontevedra.
En esta actuación el Concello ya ha estado trabajando en un proyecto, por lo que, de alcanzarse un acuerdo con el gobierno municipal, podría ser el primero en ejecutarse, según ha explicado el presidente de la Xunta, Alfonso Rueda, en la rueda de prensa posterior a la reunión semanal de su gobierno.
En el caso de Vilagarcía, los puntos propuestos como refugios inundables estarían en el río de O Con y en el regato de Leiro, respectivamente.
La zona de inundación controlada prevista en el caso de Bueu estaría en el río Bispo y con respecto a la propuesta para Cuntis los trabajos consistirían en la renaturalización del canal fluvial del Gallo y en la creación de una zona de inundación controlada en su margen derecha.
Para ofrecer la mejor respuesta en el menor tiempo posible, Augas de Galicia propondrá trabajar en las zonas de inundación controlada y, de forma paralela e integrada, seguir avanzando en el aprovechamiento de las zonas verdes en entornos urbanos como barreras naturales de protección.
Por eso, el próximo año se prevé una segunda línea de trabajo prioritaria en este campo: la creación de corredores fluviales verdes con el fin de emplear la vegetación de ribera para reducir el riesgo de inundación en zonas sensibles.
Con un presupuesto estimado para 2025 de un millón de euros, la idea es mantener y reforzar la vegetación propia de estas áreas, medida que hace que en caso de avenidas los canales se mantengan estables y no lleven tierra hacia las desembocaduras y además, habilitan pulmones verdes urbanos.