La primera PonteJam de este 2015 ha supuesto un retorno a los orígenes de un evento que es ya una cita ineludible en el calendario pontevedrés. PonteJam 2015 ha vuelto a casa, y se ha celebrado nuevamente en las instalaciones de Espacio Arroelo, "sede" de las Jams en la ciudad desde la primera edición, después de la Global Sustainability Jam, celebrada en la Casa das Campás, espacio de la Universidad de Vigo.
A lo largo de estas 12 horas de creación, los 26 participantes (que en su mayoría asistían por primera vez a una PonteJam) se han enfrentado con éxito al reto planteado en el marco de la Global Jam, un evento internacional de diseño de servicios, celebrado durante la jornada del sábado en más de 100 ciudades de todo el mundo.
Este año, los organizadores, los coworkers de Espacio Arroelo, han decidido recuperar el formato de las primeras ediciones, convocando a un menor número de participantes (en la anterior edición, celebrada en noviembre de 2014, el número de participantes ascendió a 46).
Después de la presentación de los jammers y mentores, así como de la dinámica y objetivos de la jornada, llegó el momento de "estrechar lazos" entre participantes, con la resolución de una serie de divertidas dinámicas conjuntas, que permitieron romper el hielo y liberar la tensión inicial, habitual al comienzo de cualquier proyecto.
A las 10:45 horas se desveló el esperado reto, el secreto mejor guardado de las Global Jams: en este caso, fue una imagen la encargada de dar el pistoletazo de salida a una jornada de creatividad. A continuación, se procedió a la división de los participantes en grupos de trabajo, y cada mentor se hizo cargo de un grupo. A cada grupo se le "adjudicó" un ámbito de trabajo, en el que deberían desarrollar su propuesta, aplicando el reto, para comenzar a diseñar y prototipar servicios capaces de cambiar el mundo, objetivo final de la Global Jam.
A las doce y media, una nueva inyección de creatividad llegó de la mano de los organizadores, que propusieron a los participantes un juego: descubrir nuevas utilidades de una serie de objetos cotidianos, forzándoles a buscar más allá de lo evidente y promoviendo su ingenio.
A lo largo de una muy productiva mañana, los distintos equipos de trabajo avanzaron en el desarrollo sus prototipos, e incluso, algunos de los participantes salieron ya a la calle para testear el éxito potencial de su propuesta. Para ello compartieron su idea con vecinos de Pontevedra y recogieron las diversas opiniones de los mismos por la calle. Por la tarde, por fin, todos los jammers salieron a la calle para mostrar sus prototipos y valorar si sus creaciones, en último término, son capaces de dar una respuesta concreta y factible al reto propuesto.
Finalmente, a las 20:15 horas los cuatro equipos presentaron sus prototipos a todos los participantes, mentores y organizadores.