Amalia Álvarez tenía treinta años y estaba embarazada en agosto de 1936, cuando su marido, el líder nacionalista Alexandre Bóveda, fue fusilado en la Caeira. Quedó viuda con cinco hijos a su cargo y se convirtió en todo un ejemplo de la fuerza de muchas mujeres que no se dejaron llevar por las adversidades y sacaron ellas solas a su familia adelante.
Su historia, desconocida para el gran público durante décadas, ganó relevancia en los últimos años a través del programa A Memoria das Mulleres del Concello de Pontevedra y del parque que lleva su nombre en el entorno de la calle Joaquín Costa. Ese homenaje que su ciudad le rindió tendrá a partir de esta semana una continuidad a muy escasos metros de esa zona verde, pues comparte protagonismo con otras 22 mujeres en el mural 'Mulleres de Pontevedra na Historia'.
El mural, ubicado en la confluencia entre Joaquín Costa y Poza dos Caños, se inaugurará el próximo jueves día 13 de junio a las 19.00 horas y este sábado recibió una visita muy especial. Familiares de varias de las protagonistas y la única viva de las mujeres que estarán plasmadas en la pared participaron en un acto organizado para explicarles los pormenores del proyecto y para que ellos mismos pudiesen participar simbólicamente en los últimos retoques.
Amalia Bóveda, la hija de la que Amalia Álvarez estaba embarazada cuando enviudó, no faltó a la cita y fue una de las pocas que se animó a pintar el retrato de su madre que forma parte de la obra de 35 metros que realizan los pontevedreses Polo Correo do Vento y Rei Zentolo bajo encargo de la concejalía de Patrimonio y Memoria Histórica de Pontevedra, que dirige en funciones Luis Bará.
Junto a Amalia Bóveda se acercaron hasta el mural familiares de Carmen Durán, María Victoria Moreno, Clara López y Mercedes Ruibal. Tampoco faltó Leonor González (Nené), histórica activista en contra de la presencia de Ence en la Ría de Pontevedra que desde los años 60 se mantiene en la lucha. Es la única viva de las protagonistas del mural y no quiso pintar, pero sí se acercó a retratarse con su figura.
No faltaron a la cita parte de los vecinos del barrio, invitados a participar en el pintado simbólico como una muestra más de que este mural no es una loa a mujeres ya reconocidas, sino que pretende ser un mapa simbólico con el que Pontevedra quiere recordar a todas las mujeres de su historia y seguir dando luz a la mitad de la ciudadanía tanto tiempo relgada a la oscuridad.
Mujeres anónimas con oficios y perfiles diversos. Mujeres con nombres y apellidos conocidos y un protagonismo destacado en distintas profesiones y épocas. Todas fueron igual de importantes para ir tejiendo la evolución de la propia ciudad y su historia en femenino y todas comparten espacio en el mural 'Mulleres de Pontevedra na Historia', tal y como explicaron Carlos Taboada y Quique Mauricio, de Polo Correo do Vento.
Cicerones de los visitantes por la obra a la que ya le están dando los últimos retoques, estos dos pontevedreses explicaron que por estética fijaron la cuatro mujeres como ejes del mural, pero no por eso le restan protagonismo a todas las demás en una obra de homenaje colectivo en la que indican que siguen la estética muralista de Luis Seoane o Isaac Diaz Pardo.
Para que este mural viese la luz fue fundamental la inspiración de sus creadores en el libro Do gris ao Violeta, su obra de cabecera, "unha xoia" que creen que "merece moito máis que un mural" porque a ellos les permitió descubrir grandes pontevedresas ahora pintadas en esta obra como Dolores Trabado, pionera del mundo del taxi; o Chichana Patiño, primera gallega que obtuvo el título de aviadora.
Al igual que la historia de las mujeres va evolucionando del gris al violeta, pasando del olvido y el silencio a ocupar el espacio que le corresponde en la sociedad, también este mural tiene una evolución cromática y recorre Pontevedra por distintos espacios y épocas históricas, desde la ciudad medieval y sus 'menciñeiras' a la actualidad de Nené.
La figura central es Amalia Álvarez, pero también tienen mucho protagonismo mujeres del ámbito de la educación como Ernestina Otero, firme defensora del modelo de enseñanza de la II República y de los derechos de la mujer víctima de la represión franquista; María Victoria Moreno, maestra y escritora homenajeada con el Día das Letras Galegas 2018; Concepción Arenal, precursora del feminismo y primera mujer que asistió a una Universidad española; Daría González, una de las fundadoras del Colegio de la Inmaculada; o Carmen del Valle, la señorita Carmiña, que rompió las normas que el franquismo estableció para las mujeres tanto en la moda como en la conducta.
El protagonismo colectivo también deja espacio en este mural a mariscadoras, trabajadoras de las fábricas, lavanderas o mujeres del campo y rinde homenaje especial a las mujeres víctimas de la represión franquista cómo Custodia Gama, rapada y humillada por las calles de Pontevedra; o Cinta Rey, que aparece retratada abrazada al pino de la Caeira donde fue fusilado su hijo, el periodista Vítor Casas.
Cándida Otero, Carmen Durán, Isabel Barreto, Clara López, Consuelo Acuña, Dolores Calviño -Señora Lola, Elvira Lodeiro, Josefina Arruti, María Vinyals, María Luisa Olañeta, Mercedes Ruibal y Vasquida García completan la lista de 23 mujeres que tendrán su hueco en la pared y cuyos nombres aparecerán escritos al lado del mural.
También se escribirá una relación de oficios desempeñados por muchas pontevedresas, tal y como se dio a conocer este sábado en un acto cargado de simbolismo en el que no faltaron las concejalas Carme Fouces y Pilar Comesaña y la escritora y periodista Montse Fajardo, integrante del proyecto A Memoria das Mulleres.