Un total de 970 cepas cortadas en una parcela de 7.000 metros cuadrados en Barro y unas pérdidas de alrededor de 120.000 euros. Ese es el resultado del "sabotaje" que sufrió la cooperativa Moraima de la DO Rías Baixas la pasada semana.
Con el caso en manos de la Guardia Civil, los bodegueros piden ahora colaboración ciudadana para poder localizar a los responsables.
Desde Viña Moraima hicieron pública una carta abierta al "saboteador" en la que hacen un llamamiento público a toda aquella persona que "posee alguna información que pueda ayudar a la identificación" de los causantes de lo que califican como "atentado" en su "tesoro vitivinícola".
Piden a toda persona que tenga información que contacte con ellos o con la Guardia Civil, que investiga los hechos. Desde la Guardia Civil confirman que el pasado sábado la cooperativa presentó denuncia por el ataque a 970 cepas y que están investigando los hechos.
Este lunes, además, formalizó denuncia la propietaria de la finca. La cooperativa solo la explota y estaban actualmente intentando recuperarla, manteniendo las cepas viejas (algunas de ellas centenarias) en producción existentes, y con una nueva plantación de albariño y caíño.
La bodega detectó lo ocurrido el viernes y concluye que el sabotaje se produjo en la noche del jueves 1 al viernes 2 de agosto, de modo que, al haber sucedido de noche, son conscientes de que "es complicado" localizar a los autores.
Así lo reconoce Salomé Cancela, una de las socias. Explica que los socios detectaron primero hojas en mal estado y pensaron que podría ser por el calor acumulado de los días anteriores, pero pronto vieron que alguien había cortado prácticamente todas las cepas de la parcela.
La carta pública de la bodega ahonda en esos daños. "Si lo que querías era hacernos daño, enhorabuena, lo conseguiste. Puedes estar satisfecho", recoge, al tiempo que indican que, desde el viernes, "todos los que formamos parte de Viña Moraima estamos sin habla, con el corazón encogido, y un dolor que tardará mucho en pasar".
"No se trata solo de que perdamos esta cosecha, lo cual ya de por sí es una pérdida importante para una pequeña bodega como la nuestra; sino también de la imposibilidad total de recuperación de la viña para los próximos años", se quejan en su carta. Insisten en que las cepas antiguas "son insustituibles y tienen (tenían) un valor incalculable".