Un hombre se enfrenta a una condena de nueve años de prisión como autor de un delito de lesiones agravadas por atacar a otro con una botella rota en la zona de marcha de Vilagarcía.
El juicio se celebrará el próximo martes 19 de septiembre en la sección segunda de la Audiencia Provincial de Pontevedra y el fiscal también pide que el acusado no pueda aproximarse a su víctima, su domicilio, lugar de trabajo o cualquier otro lugar que frecuente en un radio no inferior a 150 metros por un plazo de 14 años.
La Fiscalía también pide que el acusado no pueda establecer contacto con su víctima por cualquier medio de comunicación o medio informático o telemático, ya sea contacto escrito, verbal o visual, por un plazo de 14 años.
La petición del fiscal también eleva a cerca de 90.000 euros la indemnización que debe pagar a su víctima. Así, pide que sea condenado a indemnizarle con 8.282,78 euros por las lesiones temporales sufridas, 1.555,98 euros por las intervenciones quirúrgicas sufridas, 30.474,67 euros por las secuelas sufridas de carácter psicofísico, 13.613,95 euros por el perjuicio estético y 36.545,26 euros por el perjuicio moral por pérdida de calidad de vida de carácter moderado.
Los hechos que llegarán a juicio el martes ocurrieron supuestamente sobre las 06:30 horas de la madrugada del 1 de septiembre de 2019 en las proximidades de la explanada de la 'Zona TIR' de Vilagarcía.
El fiscal sostiene que el acusado se aproximó a su víctima, que estaba en compañía de unos amigos, y se inició una discusión entre ambos en la que el acusado empujó al otro "con el propósito de menoscabar la integridad física".
A continuación, se dirigió a un banco de piedra y cogió una botella de cristal. Rompió su parte inferior contra el suelo y la dirigió hacia su oponente, pero no le alcanzó porque él "para detener la referida agresión, agarró la botella rota de cristal con su mano izquierda". Sí resultó lesionado.
El lesionado, que tenía 22 años, sufrió una herida en la mano izquierda por la que tuvo que ser operado y no recibió el alta hasta casi cinco meses después, el 27 de enero de 2020, aunque con secuelas.
El fiscal refiere su perjuicio estético y también un perjuicio moral por la pérdida de calidad de vida ocasionada por las secuelas y por la pérdida de la actividad laboral o profesional que ejercía.
El joven presenta imposibilidad de cierre funcional de la mano izquierda por limitación de movilidad del primer dedo, lo que dificulta la sujeción de objetos y manipulación con dicha mano, de modo que se ven afectadas sus capacidades en todas las actividades profesionales que requieren movimientos de sujeción de la mano izquierda o uso bimanual. Tiene dificultades a la hora de cocinar, atar los zapatos o abrochar botones.