"Otra, otra, otra..." se escuchó desde los tendidos en el segundo festejo de la feria de la Peregrina de este domingo. Esas orejas que se jaleaban a coro tienen el mismo resultado que el ya pasado ciclo taurino pontevedrés: otra vez será. Otra vez será porque esta edición no ha podido ser, el coso de San Roque no abrió la puerta grande.
Si en el festejo del sábado el desigual encierro y la abroncada decisión presidencial negaron salidas a hombros, en el de este domingo dos de los astados, la falta de acierto con la suprema y también la presidencia se aliaron para impedir que el regreso de los toros a la capital de las Rías Baixas resuene con triunfo para sus intervinientes.
Antes, a las siete de la tarde dominical, el aforo estaba casi completo y como en un bis de la jornada anterior, el público seguía ocupando sus asientos. Dos minutos después salía en su cabalgadura el alguacilillo en busca de las llaves de corrales. Los primeros sentidos aplausos fueron para recibir a los tres espadas y sus cuadrillas. Otra sesión de grandes expectativas y de tres conceptos del toreo diferentes. En chiqueros, el hierro de la casa del que también se esperaba lo mismo que en otras plazas.
Morante de La Puebla
Este 2022 son "las cien" de Morante, las cien tardes acartelado. Cien compromisos, que coinciden - casualmente o no -, con sus veintinco años de alternativa. Dos décadas y un lustro después de aquel momento, la crítica coincide en que el de La Puebla está en su mejor etapa profesional. Así, quienes profesan esa religión llamada "morantista" aguardaban ser testigos en primera persona del hacer de José Antonio.
El primero de su lote salió despitado y asustadizo. Lances de prueba con el percal del que Cumbre-Alta salió sin conducir hacia el caballo. Descordinado tercio al que siguieron dos últimos pares de banderillas aplaudidos. Con la muleta el toro empezó a mostrar su calidad, siempre pausado Morante sacó repertorio y oficio con distancias y alturas. Su rostro hablaba de convencimiento y tras armarse con el acero, añadió unos ayudados por alto antes de perfilarse. Pinchó y clavó con el segundo intento en lo que resultó ser un degüello. Sonó un aviso antes del que animal cayera.
En su segundo, estampa rebobinada. Los lanceos fueron de prueba y la sentencia dictada: otra vez será. Como los golosos pegados al cristal de una pastelería, observan sin poder llevarse el dulce a la boca. Y Aventado no estaba por la labor de colaborar, parado y reservón en unos momentos; brusco y a trompicones en otros, llegó a desarmarlo en un arranque. Los primeros pitos llegaron con un pinchazo; otro intento para una estocada casi entera que requirió sacar la cruceta. Para entonces la cara del sevillano era seriedad e impotencia y le esperaban aún tres descabellos. Resoplaba mientras se lavaba las manos y pitaban al de Alcurrucén en el arrastre.
'El Fandi'
En comunión y armonía asistían al festejo otros fieles. Menos contenidos en las formas, corearon su devoción: "Faaandiii, Faaandiii, Faaaandiii". El granadino ejecutó su salmo: recibió con larga cambiada de rodillas y lanceó con un adornado repertorio. Tras el tercio de varas, por el que el cuatreño pasó con más defensa que ataque, dio lugar a las banderillas. Cuatro pares, el último el de mayor acierto. Con el fervor al máximo cogió la muleta sacando siete tandas en las que Aventado entraba cómo y cuándo quisiera. La espada sesgó la faena: más de media estocada, aviso y dos descabellos. El público se puso en pie aplaudiendo su actuación, pero se reservó en el turno de peticiones. El toro entró al patio de caballos entre aplausos.
Hablar del quinto de la tarde es hablar de un castaño chorreado en morcillo, girón, bragado, meano y calcetero. Y (aunque no aparezca en la pertinente reseña del día) hasta cabrón. Salió quedándose quieto delante de chiqueros, unos minutos después decidió arrancarse hacia Fandila que lo esperaba de rodillas. Dos veces intentó saltar al callejón. Al margen del improperio - y con improperio incluído - fue el mejor toro del encierro, junto al sexto -. El ritual de 'El Fandi' puede leerse en el párrafo anterior terminándolo en el: más de media estocada. Esta vez rotundamente efectiva. Pañolada popular.
Se le concedió una oreja entre el clamor de "oootraaa, ooootraaa, oootraa". El segundo pañuelo blanco no asomó y llegó el reproche del público en forma más contenida que el día anterior. Tal era la entrega de su afición que olvidaron aplaudir al astado. Sufrían los "morantistas": si éste le llega a tocar a Morante...
Roca Rey
Andrés Roca no se deja comer terreno. Esta temporada también se prodiga con rotundidad, próximo a ese centenar de compromisos y cumpliendo con sucesivos triunfos. Tiene también su feligresía que responde en taquilla allí donde se acartela. Andrés se santiguaba varias veces mientras esperaba junto a las tablas frente a chiqueros. El animal salió caminando y se plantó en los medios. Muchos capotes asomaban y no decidía a cuál atender. Lo del tercio de varas fue completo desorden de colocación y brega, lo que provocó los pitos de la afición. Con oficio, torería y exponiéndose se hizo con Martinete. Lo despidió con una estocada, cruzada, dolido corrió a la puerta de chiqueros. Sonó aviso y empleo hasta seis descabellos. Pitada en el arrastre.
También les sonrió la suerte a quienes se sentaron en el coso sanrroqueño para ver al peruano. Y les llegó en el sexto, iniciando una faena de muleta con cinco estatuarios, haciendo uso de unas poderosas muñecas, abriendo el compás para colocar tandas de derechazos, por naturales, con trincherazos, trayéndoselo desde atrás para cuajar un largo toreo en redondo. Llegados a ese punto, no se tuvo en cuenta que pinchase en hueso. Aplausos de ánimo y estoconazo en el segundo intento que puso a la afición en pie reclamando la primera oreja y pidiendo la segunda. Batuta se arrastró con una oreja y aplausos.
Dicen en una taurina localidad del norte peninsular: "autraño será", pues eso, otra vez será.
FICHA DEL FESTEJO. Feria taurina de la Peregrina. Domingo 14 de agosto de 2022. Plaza de San Roque, segundo festejo del abono. Entrada casi llena.
GANADERÍA: Alcurrucén. 1º Cumbre, castaño, cuatreño, 485 kilos, aplausos en el arrastre. 2º Dispuesto, colorado, cuatreño, 455 kilos, aplausos en el arrastre. 3º Martinete, negro listón, cuatreño 490 kilos, pitos en el arrastre. 4º Aventado, colorado, cuatreño, 475 kilos, pitos en el arrastre. 5º Pelucón, castaño chorreado, cuatreño, 520 kilos. 6º Batuta, colorado, cuatreño, 505 kilos, aplausos en el arrastre.
MORANTE DE LA PUEBLA: Aplausos y silencio.
DAVID FANDILA 'EL FANDI': Ovación y oreja con petición de segunda.
ANDRÉS ROCA REY: Aplausos y oreja con petición de segunda.