'Os de sempre', decanos del Entroido de Pontevedra, dicen adiós a 56 años de historia

Pontevedra
01 de febrero 2024

El grupo 'Os de Sempre' nació en 1968 en el marco del Entroido del Casino Mercantil, y solo faltó en los años de la pandemia. Suman en su palmarés más de 100 creaciones y premios y deben su nombre a que "siempre" ganaban y "siempre" se hacían de rogar en sus inicios. Con dolor, las enfermedades, la edad y la logística los obligan a poner punto y final

'Tucho' y Carlos Mouriño, de 'Os de Sempre'
'Tucho' y Carlos Mouriño, de 'Os de Sempre'

Resulta casi imposible pensar en el Entroido de Pontevedra, en su desfile o en la Muestra de la Parodia, sin hacerlo en el grupo 'Os de Sempre'. Son los decanos de esta fiesta en la ciudad, desde su creación en 1968 en el marco del Entroido del Casino Mercantil, y no faltaron nada más que los años de la pandemia. Pero este 2024, en el que debería ser su 56 aniversario en los festejos, decidieron decir adiós. No estarán en las actividades de esta edición, y tampoco en las próximas. 

Este adiós significa cerrar una parte importante de la historia del Entroido pontevedrés y sus componentes lo hacen con pena, obligados por las circunstancias. "Nos duele no salir este año, indudablemente", reconoce Carlos Mouriño, el único que quedaba en el grupo desde su fundación, testigo de las más de 120 creaciones que pusieron en marcha y de más de un centenar de premios logrados. 

A sus 76 años, no quería poner este punto y final al grupo, pero la decisión resultó "forzada". Le habría gustado, además, poder hacerlo por todo lo alto, con un último año para lo cual tenía "dos ideas fantásticas", pero el resto del grupo consideró que eran "inabordables en el tiempo y en la disponibilidad de gente que había". Así que será un adiós descafeinado.

"Me gustaría otro final para su grupo, pero no pudo ser", lamenta Mouriño en conversación con PontevedraViva. Queda, con todo, con la experiencia de todos estos años y su aportación a la historia del Entroido de la ciudad. 

Lo dejan por varios motivos. Uno de ellos es la edad, pues "la mayoría de los componentes del grupo tienen sus limitaciones y no hubo renovación suficiente", tienen integrantes de menor edad, pero no suficientes para continuar y, además, "tienen menos entusiasmo que los veteranos".

A las limitaciones de la edad se suman otras de salud, con enfermedades y entornos familiares "complicadas" y también un revés logístico. Llevaban década con la colaboración del taller Eliseo para sus montajes, pero ahora no van a poder seguir usando las instalaciones para sus creaciones, en las que trabajaban día y noche durante dos meses.

Es "una lástima para todos", pero también resultado de que, después de la pandemia, "las cosas se fueron enfriando".

Otro de sus integrantes es Tucho. Tiene 70 años y lleva en el grupo desde que cumplió la mayoría de edad. En los años anteriores, no pudo participar en el concurso en el Mercantil por edad, pero sí ayudó a confeccionar los trajes. Este Entroido sería su 53 en el grupo, pues no faltó ni el año que hizo a mili obligatoria porque "coincidió que aquella semana estaba libre y seguí participando". 

La historia de 'Os de sempre' no se entendería sin José Antonio Dapena, su "cabecilla", uno de los fundadores, que ya antes de 1968 se había disfrazado y fue sumando a la fiesta a su círculo de amistades. Tucho era compañero de trabajo y Mouriño, amigo desde la juventud. Ese año crearon el grupo y participaron en la fiesta del Mercantil, que en aquel momento, en plena Dictadura de Franco, celebraba igualmente la fiesta disfrazada de "Fiesta de la Primavera" o "Fiesta de la Camelia".

En los antes anteriores, antes de crear el grupo, ya se habían presentado con propuestas como 'Sorteo de la Camelia' o 'Fotógrafo del minuto', con las que habían ganado el tercero premio y ese 68 dieron la campanada con 'Trasplante de corazón', el primero de decenas de primeros premios con los que acabaron por bautizarse como 'Los de siempre'. 

En aquel primero año, el grupo no tenía nombre, pero la fama hizo que habían acabado bautizándose así. Por un lado, en aquellas fiestas del Mercantil, les gustaba hacerse de rogar para generarla más atención en su entrada y el resto acababan por decir: "¿Quién falta? Los de siempre". Pero también en aquellos años empezaron a acumular premios y muchas veces las escaleras angostas de acceso al Casino hacía que mucha gente había tardado tanto en llegar al salón que se perdían los premios. Cuando llegaban y preguntaban quien había ganado, la respuesta era "los de siempre". Y así acabaron por ganar la fama y el nombre oficial. 

En las más de cinco décadas de historia suman cientos de premios, algún año hasta cuatro juntos, tanto en el Mercantil como, más tarde, cuando finalizó la Dictadura, la fiesta pudo salir a la calle y nació el Entroido como se conoce en la actualidad.

En todos estos años, pasaron por el grupo más de un ciento de personas y, en sus mejores épocas, llegaron a ser más de 30, con algunos integrantes que estuvieron 10, 4 o mismo un año solo porque el nivel de exigencia es muy alto. "Algunos nos decían: estáis locos", recuerda Tucho, "porque había que ir a trabajar y había mucho trabajo; la última semana pasas muchas noches sin dormir, siempre apurados porque siempre querías perfeccionar lo que estabas haciendo".

Aunque participaron también por parejas o con disfraces su especialidad siempre fue de "fachas", algo que "es aún más difícil que el disfraz, porque hacer con una facha que se imaginan que eres el doctor Barnard es bastante difícil". Habla en este caso de cuando simularon el primer trasplante de corazón y el doctor Christiaan Barnard, simulando una mesa de operaciones, un quirófano, mascarillas cuando aun la pandemia no las había hecho formar parte de nuestro día a día o jeringuillas gigantes. 

Mouriño y Tucho recuerdan alguna de sus montajes más famosos, un tranvía, el trole a Marín, la simulación del baile de los Full Monty, el palco de la música, los bomberos, los malabaristas, los Picapedras, partidas de tenis, la torre de los héroes de Ponte Sampaio o uno de los últimos y más exitosos, la zona 30 de Pontevedra. Ahora ya forman parte inolvidable de la historia del Entroido de Pontevedra.

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