Nuria Abal Muñiz, Premio 8 de Marzo de UGT

Pontevedra
02 de marzo 2020

El sindicato UGT Pontevedra-Arousa-Deza galardona con el Premio 8 de Marzo a Nuria Abal Muñiz "una mujer joven, valiente y luchadora", que desde su representación en el Comité de Empresa "reivindica la igualdad real como escalón imprescindible para construir una sociedad mejor para todas y todos, para los que están y para los que vienen detrás", señala en un comunicado este sindicato

Manifestaciones de los sindicatos por el Primero de Mayo Diego Torrado

El sindicato UGT Pontevedra-Arousa-Deza galardona con el Premio 8 de Marzo a Nuria Abal Muñiz, "una mujer joven, valiente y luchadora", que desde su representación en un comité de empresa "reivindica la igualdad real como escalón imprescindible para construir una sociedad mejor para todas y todos, para los que están y para los que vienen detrás", señala en un comunicado este sindicato.

Desde a UGT afirman que Nuria Abal es una premiada "que muestra que los sindicatos tienen camino por delante y que sin mujeres no hay futuro… ni presente".

La entrega del premio tendrá lugar en la sede de UGT Pontevedra; el próximo viernes 6 de marzo, a las 11 de la mañana. Su candidatura fue propuesta por la Federación de Servicios Públicos del sindicato y aprobada por la ejecutiva comarcal.

Nuria Abal es trabajadora del sector de la limpieza, de 33 años y con dos hijas pequeñas. Entró en el mundo laboral hace 12 años y desde hace casi una década es afiliada a UGT.

Fue secretaria del comité de empresa en el período 2016-2020 y en él era la única mujer entre nueve personas, lo que le permite afirmar que "las mujeres tenemos que hacer un esfuerzo más grande para que nos tomen en serio". Además considera que "aún queda mucho que luchar contra la percepción, más extendida de lo que se piensa, de que las mujeres son más débiles y  manipulables".

Otra batalla que hay que enfrentar, señala Nuria Abal, es la de la conciliación ya que "hoy en día conciliar se conjuga en femenino, una realidad que retrae a muchas mujeres a la hora de implicarse en luchas sociales o laborales".

"La batalla, los apuntan, comienza en la casa, educando a las hijas y hijos como iguales, con los mismos deberes y derechos". Reconoce que la situación va cambiando pero "de una manera lenta de más y no siempre con la complicidad de los que tendrían que ser compañeros de viaje".