Si algún sentimiento ha aflorado este martes en el campus de Pontevedra fueron, sobre todo, los nervios. No solo por los propios exámenes de acceso a la universidad a los que se enfrentaban un millar de jóvenes de la comarca, sino también por no saber lo que se iban a encontrar.
Y es que las pruebas de evaluación de bachillerato, las conocidas en Galicia como ABAU, que sustituyeron a la tradicional selectividad, fueron cuanto menos atípicas.
Cumpliendo estrictas normas de seguridad sanitaria, guardando las distancias y portando las máscaras de protección… y todo en un intenso día de calor. Así fueron las condiciones en las que se examinaron los alumnos que optan a iniciar su vida universitaria.
Además, después de que el coronavirus interrumpiera sus clases, en esta ocasión todos ellos disfrutaron de una mayor posibilidad de elección entre los temas que cayeron en el examen.
Entre tres facultades del campus de Pontevedra, Ciencias Sociales y de la Comunicación, Forestales y Ciencias de la Educación y de Deporte -en la que se habilitaron el pabellón y el gimnasio-, se repartieron hasta 874 estudiantes para iniciar su particular ABAU.
Fuera del campus también comenzaron los exámenes en el Centro de Recursos Educativos de la ONCE, donde, con las adaptaciones necesarias, realizan los exámenes dieciséis estudiantes con discapacidad.
Otra de las novedades de esta convocatoria es que, para evitar desplazamientos y aglomeraciones, se habilitaron comisiones delegadas en Marín y Vilagarcía, villas donde se examinaron, según los datos facilitados por la Universidad de Vigo, otros 777 alumnos de bachillerato.
Todos ellos, antes de comenzar con la prueba, recibieron durante una hora las indicaciones pertinentes para la realización de los exámenes.
Tras el primer examen, que era el de Historia de España -en el que hubo que elegir entre Fernando VII, la Restauración y la economía en el franquismo-, muchos de los participantes sacudieron los nervios y volvieron a dar vida al campus de Pontevedra que, durante los tres próximos días, será como su segunda casa y en el que se jugarán su futuro más inmediato.