Multitudinaria despedida al Ravachol con espíritu ecologista que pone fin al Entroido de Pontevedra

Pontevedra
18 de febrero 2024

En la tarde-noche de este sábado, vecinos y visitantes le dieron la despedida que se merece, acompañando sus restos mortales hasta que, ya entrada la noche, acabó reducido a cenizas en la parrilla. Este 2024 pudo verse por la calle menos personas disfrazadas esperando al paso del cortejo fúnebre 

Velatorio y entierro de Ravachol 2024
Velatorio y entierro de Ravachol 2024 / Cristina Saiz

 Como cada año, el final de la vida del loro Ravachol ha vuelto a traducirse también en el fin del Entroido de Pontevedra, del que es su emblema más conocido. En la tarde-noche de este sábado, vecinos y visitantes le dieron la despedida que se merece, acompañando sus restos mortales hasta que, ya entrada la noche, acabó reducido a cenizas en la parrilla. 

La despedida resultó tan multitudinaria como es habitual, si bien este 2024 pudo verse por la calle menos personas disfrazadas esperando al paso del cortejo fúnebre de viudos, viudas y allegados que lamentan la muerte del loro más famoso.

El emblema del Entroido pontevedrés llegó este año a la ciudad encarnando una de las luchas sociales más activas de los últimos meses en Galicia, la que se opone a la proliferación de parques eólicos. En este caso, se centró en rechazar el proyecto prevsito para el monte Acibal, con un espíritu ecologista que no es nuevo para este loro.

Después de una semana de velatorio, como ocurrió cuando falleció el primer Ravachol de la botica de Don Perfecto Feijoo, lo despidió toda la ciudad. En la botica recreada en la plaza de la Peregrina volvió a revivir aquel último día del Carnaval de 1913 en el que su loro falleció y toda la ciudad se volcó en el cortejo fúnebre. 

La comitiva recorrió llorando el casco histórico hasta que, ya en la plaza de A Ferrería, y ante una multitud, acabó tumbado sobre la habitual parrilla gigante y pasto de las llamas.

Con el fin de Ravachol, llega también el fin de la fiesta, el humor y la parodia del Entroido, que muchos pontevedreses intentan exprimir durante toda la madrugada para decirle adiós hasta el año próximo.

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