Haciendo suya la máxima de Eduardo Galeano "mucha gente pequeña, en lugares pequeños, haciendo cosas pequeñas, puede cambiar el mundo", la comunidad educativa del IES Luis Seoane de Monte Porreiro está decidida a aportar su granito de arena para arropar a las personas refugiadas o migrantes, en especial a las que pasan su infancia errando por 'hogares' inhóspitos mientras huyen de países devastados por la guerra o la pobreza. Para que se amparen del frío del duro invierno y de la indiferencia de la sociedad, les harán llegar mantas solidarias que están tejiendo a mano.
En el vestíbulo del centro, en casa o en cualquier lugar que surja se están tejiendo esta iniciativa y lanas de todos los colores. De forma individual o en los grupos que se crean aprovechando los recreos del instituto y las tardes de los lunes, en las tres últimas semanas han tejido piezas independientes y ahora han empezado a entrelazar todos los trozos y crear mantas de 2x1,5 metros.
Resulta imposible determinar cuánta gente se ha implicado en esta iniciativa solidaria, pues todo el barrio ha convertido los hilos y agujas en protagonistas de su tiempo libre. Se han enganchado a la iniciativa el propio alumnado, el profesorado, madres, padres, abuelas e incluso vecinas que no tienen nada que ver con el centro. "O barrio enteiro está a traballar", asegura Sesa Torres, madre de una niña de tercero de ESO.
Ella acude al centro una tarde por semana para tejer en compañía, pero, además, está fomentando la iniciativa en el calor del hogar. En su casa, cada noche, "despois de cear, sentamos todos de lareta e tecemos xuntos" y es consciente de que esa escena es cada vez más frecuente en el barrio. De hecho, según explica Chelo Rodríguez, madre de una alumna de primero de Bachillerato, todos los participantes comparten un grupo de WhatsApp que rebosa actividad con fotos de los participantes y en el que "tamén hai moitos avós que o fan na casa".
'Tecidos de paz' es una iniciativa colectiva y diversa, si bien el motor del proyecto es femenino. Sin ir más lejos, en la tarde de este lunes el vestíbulo del instituto hervía de actividad, con largas tiras de lana colocadas en el suelo y grupos de gente tejiendo nuevas piezas o uniendo las ya elaboradas y de las alrededor de 30 personas presentes, tan sólo media docena eran varones, seis niños de ESO trenzando y el director del centro, Carlos García.
A María Xosé Dourado, profesora del centro y coordinadora del Comité Unesco junto a Luisa Márquez, no se le escapa esta 'feminización' del proyecto, pero destaca también que en la iniciativa hay implicadas muchas más personas. 'Tecidos de paz' ha logrado tejer una red de colaboración intergeneracional que es la clave de su éxito y señal de que está cumpliendo su objetivo, sensibilizar sobre los derechos de las personas migrantes y refugiadas.
Ainoa, Lucía y Aldara son tres alumnas de segundo y primero de ESO del centro que sirven de ejemplo. Ya eran propensas a sensibilizarse con el tema, pues forman parte del comité Unesco del instittuo, integrado desde hace años en la Red de Escuelas Asociadas a la Unesco, pero, además, este proyecto les ha calado. Las tres sabían tejer, pero ahora han perfeccionado la técnica y enseñan al resto de compañeros que se están iniciando y han ahondado en el convencimiento de que muchos problemas en el mundo podrían minimizarse si "a xente non pensara tanto en si mesmos e foran máis solidarios cos demais".
Hasta hace unas semanas, tan sólo conocían de forma superficial la crisis del colectivo refugiado y ahora se han empapado de su realidad, cumpliendo el que, según Carlos García es uno de los objetivos del proyecto, que el alumnado se informe de lo que sucede en el mundo.
Otro de esos logros alcanzados es que"participen en algo que os poida encher como persoas e, ao mesmo tempo, axudar aos demais" y, de esta forma, entren en la dinámica de ayudar. En su opinión, el hecho de que hagan a mano las mantas consigue que "se impliquen máis" y acaben comprometéndose.
El proyecto tendrá su punto álgido el lunes 21, con motivo del Día Universal del Niño de las Naciones Unidas que se conmemora cada 20 de noviembre. En esa semana se organizarán dos charlas con personas que han estado en campamentos de refugiados y una exposición sobre 'Tecidos de paz' y, como colofón, ese día descolgarán todas las mantas por la fachada del centro. A continuación, esas piezas serán donadas a una ONG y a las personas sin techo del municipio.