Miriam González Durántez (Olmedo, Valladolid, 1968) es abogada especialista en derecho de la Unión Europea y, según la revista Forbes, una de las 100 mujeres más influyentes de España.
Además de su trabajo en el campo del derecho, es fundadora del movimiento ciudadano ‘España Mejor’ y de laplataforma Inspiring Girls, que ha llegado a 39 países poniendo en contacto a mujeres referentes y líderes con niñas. Esta semana, visita Pontevedra, donde participó en una charla organizada por AJE este miércoles y el viernes lo hará en Aempe.
Mujer, empresa y sociedad. Es el título del coloquio que protagoniza. Empiezo pidiéndole una reflexión sobre el papel de la mujer en la sociedad y, en concreto, en el mundo de la empresa.
En la empresa se ha hecho un montón de progreso. Si pensamos en dónde estábamos hace 15 años, quizá es una de las áreas donde más hemos avanzado. Se nota una toma de conciencia por parte de toda la sociedad, mujeres y hombres, de que había que hacer un esfuerzo para que hubiese más mujeres y, sobre todo, que fuesen más visibles. Es el área donde más trabajo con Inspiring Girls. Que ya no sean las mujeres trabajando cosas de mujeres, sino que sean mujeres y hombres que creen en una cierta sociedad; esa es la clave para que se pueda avanzar más rápido.
¿Y en el conjunto de la sociedad?
El panorama es diferente. Lo primero que conseguimos fue la igualdad ante la ley, que en los países occidentales está conseguida, pero se nos olvida que hay países en los que las mujeres todavía sufren discriminaciones flagrantes ante la ley. Luego está la empresa, la igualdad laboral, donde más se ha avanzado. Pero nos sigue quedando un capítulo pendiente que es la igualdad en las casas. Desde Nicaragua hasta países nórdicos, donde más han avanzado siempre las mujeres, en todos ellos, las mujeres hacen mucho más trabajo en el cuidado de los hijos y, sobre todo, de las casas. Cosas que son esenciales para que una sociedad pueda funcionar siguen recayendo prioritariamente en manos de las mujeres y eso al final condiciona todo. Ese es el capítulo pendiente, como un tabú en la sociedad, y en algún momento hay que hacer aflorar eso y empezar a ver que claramente hay cosas que son simplemente de cambio de actitudes sociales, pero tiene que haber también políticas públicas que lo pongan sobre la mesa.
¿Qué tiene que pasar para que logremos ese cambio?
Soy una persona que cree mucho en los cambios y en las transformaciones, siempre pienso que al final es que cojas tu agencia y la utilices para pedirlo y que haya cada vez más gente que empieza a decir: tampoco es normal. Tuvimos un momento muy bueno, durante el covid. Se cayeron todas las redes de seguridad y muchas parejas, yo incluida, tuvimos que volver a reequilibrar. Y quizá ese momento no lo hemos aprovechado lo suficiente para poner ese tema sobre la mesa. Todavía no hemos reaccionado del todo a que las mujeres ahora trabajamos lo mismo que los hombres y, además, es que tenemos que trabajar porque desde un punto de vista personal hay gente que se puede permitir no trabajar, pero desde un punto de vista social, nuestra sociedad no se pueden permitir el Estado de Bienestar si las mujeres dejasen de trabajar.
Abogada de éxito internacional y una de las 100 mujeres más influyentes de España según Forbes y, sin embargo, a la hora de presentarla, se destaca que es la esposa del ex viceprimer ministro británico, Nick Clegg. ¿Le molesta?
No. Es que llevamos juntos 30 y pico años y claramente Nick tuvo una exposición pública y a mí se me conoció, públicamente, por estar al lado de él. Solo me ha molestado en el Reino Unido, que hay una prensa hiperconservadora que en el fondo cree que las mujeres tienen que volver a las casas y dedicarse a labores de cuidado. Se nota inmediatamente cuando te lo dicen porque piensan que las mujeres no podemos tener una vida propia, ahí sí que me molesta, y cuando simplemente es que te han visto públicamente en ese contexto y lo dicen y eso es natural.
Ha citado Inspiring Girls. ¿Tú crees que en la sociedad actual, en especial las nuevas generaciones, tienen ya suficientes referentes femeninos?
No, no los tienen. Estamos en 39 países, tenemos acceso a un montón de niñas y el 90 por ciento nos dice que todavía descubren profesiones y opciones de vida que no conocían. Y hay un porcentaje enorme que les preguntas una mujer referente y solo logran decir a su madre. Tenemos un problema de visibilidad de las mujeres enorme. Es muy curioso que las mujeres más inspiradoras para las niñas no son necesariamente las que han alcanzado un éxito público enorme, sino las más jovencitas que están empezando. Muchas de esas mujeres que están en lo más alto realmente no se muestran con naturalidad a la sociedad, son las mujeres perfectas, en el trabajo, en la familia, maravillosas, delgadas, arregladas.... La sociedad española suele ser bastante auténtica, pero en sociedades anglosajonas, en Estados Unidos, hay mucha mujer visible que casi es un producto de marketing. Eso realmente hace mucho daño, hay que no solo dejarse ver, hay que dejarse ver con autenticidad.
¿De quién es la culpa? ¿De los hombres, de las mujeres, de todos?
Yo creo que de todos. Se nota en los 12, 13, 14 años una bajada de confianza, empiezan a dejar asignaturas porque piensan que son más de chicos, hay algunos deportes que empiezan a no hacer porque no son para ellas. Y se nota también mucho más miedo al fracaso. Si no lo eliminas de raíz, se queda ahí dentro y es como una mala hierba que va creciendo y hace que cuando tienes que renegociar tu salario, te da cosa; cuando no cumples todo para las entrevistas, ni siquiera te presentas; vas a algún sitio y es: soy un fraude, a ver si lo van a adivinar. Desde los 5 y 6 empiezan a mirar los trabajos como de hombres y de mujeres. Lo que ocurre a los niños de 5 o 6 años somos nosotros. Muchas veces ni nos damos cuenta, pequeños comentarios, actitudes… Esto no es ni de batalla, es simplemente decir: vamos a pensar todos un poco y vamos a ser responsables con la siguiente generación.
Su proyecto más reciente es 'España Mejor'. ¿Por qué ve necesario este movimiento ciudadano en estos momentos?
Llegué a la conclusión de que había que hacer algo porque siempre me ha frustrado muchísimo que tú miras a España como individuos y los españoles, súper alto. Pero, por alguna razón, nos coges a todos juntos en agregado y bajamos un poco. Esto tiene que ser el sistema. Y, sobre todo, porque estaba harta de quejarme, la cantidad de tiempo y de energía que gastamos los españoles en quejarnos en el bar. Si estaba convencida hace un año y medio, ahora estoy todavía más convencida de la necesidad de este tipo de movimientos de la sociedad civil, en los que gente que no se encuentra cómoda participando en los partidos políticos tenga un espacio, que pueda aportar con naturalidad a las políticas públicas.
¿Qué busca?
A la vista está que hay un desapego en un montón de países de la sociedad con la clase política. Estoy un poco asustada de las últimas semanas. Lo que ha ocurrido en Valencia ha cruzado una línea roja para los ciudadanos, con toda la razón, además, unido con ese movimiento más global que nos viene de la reelección de Trump y que ha hecho saltar algo. Notas en las últimas dos semanas que se empieza a hablar abiertamente en foros cuestionando la democracia y los partidos políticos. Esto es muy asustante; o hacemos algo entre todos o luego no nos quejemos de que va en la mala dirección.
Pone mucho foco en los jóvenes. ¿Están realmente comprometidos con este cambio social?
Yo creo que sí. Les estereotipamos mucho y luego vas a hablar con ellos y ves gente que querría estar mucho más involucrada. Tenemos un programa estupendo que se llama Imagina. Hicimos una megaencuesta de 11.000 jóvenes y presentamos los resultados en el Congreso y al 82-85% les encantaría participar más en política, pero querían otros canales. Y tampoco me sorprende porque es que realmente tenemos muy malos canales de participación y muchas veces, cuando ellos dicen lo que quieren y lo que necesitan, se les escucha poco. Estoy segura de que todas las generaciones tenemos nuestros problemas y ellos tienen una situación muy difícil, han nacido en un momento muy complicado del mundo.
Uno de los problemas fundamentales que describes es el desapego entre política y la sociedad. ¿Qué solución tiene esto?
Nosotros estamos intentando aportar lo que podemos, que es un canal diferente. Los partidos políticos son muy cerrados, muy endogámicos, mucho más en España que en otros países, y hay que buscar este otro tipo de soluciones. Y luego yo creo mucho en la responsabilidad individual, cada uno desde donde está. Tú como periodista, puedes elegir polarizar o contribuir. Eso se aplica a todos, a los profesores, a los profesionales, a los empresarios... Se ha dejado de hablar de la élite y eso me molesta porque creo que hay gente que tiene muchos medios y mucha capacidad y podían estar contribuyendo al país.
Citabas la DANA y a Trump. ¿Hay una España pre DANA y una post DANA?
Quizás es un poco pronto para saberlo. Sí que es verdad que el país ha pasado por momentos muy difíciles y traumáticos y que creíamos que iban a cambiar la sociedad y luego tenemos una cierta tendencia a pasar página y nos hemos olvidado. Eso es lo que ocurrió, por ejemplo, con el covid. Se notan dos cosas, una súper positiva que ha sido ver a todos esos voluntarios; esa es la parte emocionante de España, esa capacidad de reacción y de reinventarse que creo que no valoramos lo suficiente; y tú miras a otros países y realmente no hay tantos que tengan ese pegamento social. Y hay algo negativo que es que si la política no sirve para solucionar los problemas de los ciudadanos, ni siquiera en una situación de crisis, ¿cuál es lo siguiente? Y ahí se ve una absoluta falta de reflexión por parte de los partidos políticos.
¿No han estado a la altura?
Creo que muchos de nosotros hemos estado avergonzados de ver el tiempo que han gastado y que siguen gastando en echarse la culpa los unos a los otros en vez de esa experiencia humana que era cojo la escoba y dónde voy y que luego te tienen que decir: no vayas aquí, que molestas. Creo que ha sido una decepción enorme.