Pontevedreses, no estéis tristes. Ravachol ya no está entre nosotros, pero se ha ido feliz. Un año más, el Entroido le ha animado sus últimas horas de vida. No volverá hasta el año que viene, pero nos deja una petición: seguir de fiesta hasta nuevo aviso.
Y eso han comenzado hacer los cientos de pontevedreses que, anoche, asistieron al tradicional velorio e incineración del popular loro, el personaje por excelencia del carnaval en Pontevedra. A pesar de la lluvia débil pero constante que cayó en la ciudad, la Boa Vila puso el broche de oro a ocho días de fiesta, retranca y mucha diversión.
Atrás quedan el desfile, la Noite Pirata, el concurso de murgas o la Mostra da Parodia. Y como no, el entierro de Ravachol, que como mandan los cánones fue incinerado en la plaza de A Ferrería.
Lo hizo acompañado de un cortejo fúnebre que, tras velarlo en la Plaza de la Verdura durante la tarde, recorrió las calles San Román, Ferrería, paseo Antonio Odriozola, Soportales, Manuel Quiroga, Princesa, Isabel II, Real, Sarmiento y Pasantería.
Además del séquito, la despedida del loro contó con la participación de las comparsas Amoriños de Bora, Os Canecos, Os Paparrulos, Os Solfamidas, Las Flores del Carnaval, Vamos a Todo y Os da Caña.
La fiesta, en muchos casos, continuó hasta bien entrada de la madrugada. No era para menos. Comienza la cuenta atrás para el Entroido 2018. Habrá que ir pensando ya los nuevos disfraces.