"Esperanza, esperanza, esperanza". La palabra la repite, emocionado, Gunter, un turista alemán que llegó a Pontevedra el pasado fin de semana en autocaravana con su perra Molly y sigue aquí tres días después de lo previsto porque la mascota se perdió y no está dispuesto a dejarla atrás. La oleada de solidaridad ciudadana que ha despertado su caso le emociona y le ayuda a tener esperanza de que la encontrará.
Este miércoles, alrededor de 50 personas se sumaron a la batida ciudadana organizada para buscar a Molly. Ya minutos antes de las 17.30 horas el aparcamiento de autocaravanas de Tafisa se llenó de ciudadanos dispuestos a sumarse y, finalmente, entre las 40 personas que se acercaron a este punto de encuentro y las que empezaron a buscar desde Monte Porreiro, rondaron el centenar.
Gunter no pudo ocultar su emoción por todo el cariño recibido. "Estoy muy sorprendido y me gustaría agradecer mucho a todos", explicaba mientras a su alrededor se organizaba la batida de búsqueda. Se muestra agradecido "por haber encontrado tanta simpatía" y reconoce que "nunca lo hubiera creído si no me hubiera pasado a mí".
La solidaridad con Gunter se manifiesta en todos estos pontevedreses que, en persona y a través de las redes sociales, se suman a la búsqueda de su perra, pero también en el cariño que le están dando.
Así, desde que el domingo perdió a su perra, muchos ciudadanos se preocupan por él, se acercan a su autocaravana para trasladarle su apoyo y también es habitual que le lleven café o incluso comida.
En la tarde este miércoles, justo antes de empezar con la búsqueda, Gussy de Saa, secretaria de Adopciones Galicia, le acercó una bolsa de comida. Pan de molde, huevos, fabada, pasta, leche, cerveza Estrella Galicia y un abrazo para ayudarle en su espera.
"Aquí te queremos mucho y la vamos a encontrar. No te vas a ir sin ella de aquí", le dijo esta voluntaria que se ha volcado con él. Como ella, muchos otros le dan abrazos y ánimos.
La búsqueda continuó este miércoles en redes sociales y también con personas que han ido en coche a buscar a Molly. Según relató Gunter, durante la mañana una persona aseguró que la había visto en la zona de la UNED de Monte Porreiro y una voluntaria lo acercó hasta allí, pero "cuando llegamos, no estaban", dice desolado.
Él no quiere alejarse mucho de su autocaravana por si Molly regresa, así que se dedica a recorrer las inmediaciones con su correa en la mano y, al final, atado a ella, un calcetín con su olor, para que le resulta familiar y regrese.
Gunter reconoce que "lo está pasando muy mal". A través de una voluntaria que sabe alemán cuenta que "no tiene apetito" y "solo puede pensar en su perrita desaparecida", su "compañera de viaje" desde hace semanas, con la que paró en Pontevedra con intención de poner rumbo a Portugal el lunes, pero sus planes se truncaron.
Molly lleva siete años con este alemán de 72 años, que la rescató de una situación de maltrato, y, antes de parar a orillas del Lérez, ya habían hecho parada en Luxemburgo, en Francia o en Andorra. Es también su "compañera de vida" y, sin ella, siente una enorme tristeza y se emociona con facilidad.