"Me quitó todo lo que tenía", relata una víctima de violencia de género, mientras él la acusa a ella: "le tenía miedo, me pegaba"

Pontevedra
09 de abril 2024
Actualizada: 30 de septiembre

La Audiencia de Pontevedra continuará el próximo lunes, 15 de abril, el juicio contra un hombre acusado de un delito continuado de agresión sexual y ocho delitos cometidos en el ámbito de la violencia de género: uno de violencia habitual, seis de maltrato o lesiones leves y uno de amenazas leves. Se enfrenta a 20 años y 9 meses de prisión

Luis J.J., acusado de maltrato, amenazas y agresión sexual
Luis J.J., acusado de maltrato, amenazas y agresión sexual / Mónica Patxot

Empezó por humillaciones y desprecios porque " no soportaba que su pareja mantuviera buena relación con el padre de su hija" y derivó en amenazas, maltrato habitual y agresiones sexuales, en una relación que transcurría en un "clima de terror". Esta es la relación que describen la Fiscalía de Pontevedra y una pontevedresa, por la que el supuesto maltratador se enfrenta a 20 años y 9 meses de prisión.

El caso llegó a juicio este martes en la sección cuarta de la Audiencia Provincial de Pontevedra y continuará el próximo lunes, 15 de abril, para poder tomar declaración a testigos que no comparecieron en la primera sesión.

La Fiscalía considera que el acusado es autor de un delito continuado de agresión sexual y ocho delitos cometidos en el ámbito de la violencia de género: uno de violencia habitual, seis de maltrato o lesiones leves y uno de amenazas leves. Además de 20 años y 9 meses de prisión, pide para él 30 años de prohibición de aproximarse a su víctima o comunicarse con ella. 

Protegida por un biombo, la mujer rememoró la relación y el "miedo" que sentía, llegando a romper a llorar durante su declaración ante el tribunal. Él, sin embargo, lo negó todo.

Ella relató que, al principio, la relación fue secreta y se veían a escondidas y, tras cuatro meses de relación, empezaron a convivir con la hija de ella, que ahora tiene 10 años. "Empezó todo porque yo me llevaba bien con el padre de la niña y a él no le gustaba", recordó. Y también el primero de "muchos" episodios de maltrato.

"Fue a la cocina, cogió un cuchillo y me lo clavó". Ni esa ni muchas otras veces fue al médico y, cuando le preguntaban por los moratones, decía que había tenido accidentes domésticos. 

Como en el maltrato, también en su vida sexual hubo una progresión. Al principio, todo iba "muy bien", pero luego él salía, "tomaba sus sustancias" y se iba de fiesta. Al regresar, "venía a casa con chupetones y olor a mujer y a mí no me apetecía tener relaciones", pero las tenía, según asegura, obligada

Cuando se negaba, "me arrastraba por el suelo, me tiraba de los pelos" y relató varias violaciones, una de ella utilizando una botella de cerveza. De esa última, reconoció una foto que le mostró el abogado diciendo que la cortó durante la agresión. "Era muy muy violento", declaró

Como resultado de esa relación, rompió todo tipo de vínculos anteriores. Así, asegura que "me anuló la autoestima", "me cortó relación con todo el mundo", "me quitó todo lo que tenía", "era muy celoso, no podía tener mis amigos". Llegó a obligarla a eliminar sus cuentas en redes sociales y a utilizar solo una compartida, anulándola: "como mujer, cero", concluyó. 

La víctima relató que tenía "mucho" miedo, tuvo que ir a una psicóloga y su hija también y acabó mudándose a vivir a A Coruña con su actual pareja. Afecta incluso a su vida actual porque "no confío en nadie" y teme, sobre todo, por su hija "porque ella vivió todo eso, se quedó en la memoria con esa persona" y sigue a tratamiento psicológico.  

El acusado, Luis J.J., vecino de O Vao (Poio) y actualmente en prisión, empezó negando la relación con la víctima y llegó a asegurar que "nunca" había hablado con ella y solo la conocía porque había estado casada con su primo. Luego, reconoció que habían tenido una relación, si bien sin convivencia, y negó todo tipo de agresiones y violaciones, indicando que solo tenían relaciones sexuales "queriendo ella".

Negó también que ella le tuviese miedo y aseguró hasta en tres ocasiones que el asustado era él. "Yo le tenía medio a ella. Me pegaba", aseguró, asegurando que él era la víctima. "Me amenazaba y hasta me pegaba, me insultaba, me cogía el móvil", aseguró, para añadir que, "cuando me golpeaba, cogía y me marchaba".

El acusado explicó que en su declaración que cree que ella le denunció "por temas de celos" porque era "controladora". De hecho, aseguró que obligó a activar en el móvil la localización del whatsapp para saber siempre donde estaba. 

El acusado indicó que la relación comenzó cuando él salió de prisión, en 2018, y duró hasta octubre de 2019, si bien ella sitúa el fin dos meses después, en diciembre, y asegura que terminó porque "me dio una paliza el día de fin de año y ahí lo dejé". Según la Fiscalía, ese día le dijo "eres una puta, zorra, no vales para nada, te pagan por follar" y trató de obligarla a mantener relaciones sexuales, llegando a arañarla en la cara. Ella escapó, pero él la cogió y la arrastró por el suelo en presencia de la hija de ella y le pegó un puñetazo y varios bofetones.

La Fiscalía y la víctima sostienen que el comportamiento "agresivo y violento" continuó tras el fin de la relación, a principios de 2020, con una agresión a la salida del trabajo mientras le gritaba "eres una puta, eres mi mujer" y a través de un whatsapp del que ella aportó captura de pantalla en el que le decía "Teboy meter dos puñaladas...pero estoy por putas por. Zoraa (sic)". Él negó haber enviado ese mensaje.