El Entroido va tocando a su fin y vienen los lloros y los lamentos. Aunque en el caso de Marín con razón. Y es que la villa perdió, como cada año por estas fechas, a una vecina ilustre. El Enterro da Sardiña, uno de los de mayor arraigo de Galicia, tiñó de luto sus calles.
Viudas, plañideras, vecinos y autoridades civiles, políticas y militares acompañaron los restos mortales de la sardina en su último paseo por las calles de Marín, que acogieron una marcha fúnebre y un velatorio, este último en el palco de la Alameda, en el que participaron cientos de personas.
No faltaron el coche fúnebre, la esquela que anunciaba su muerte y el libro de condolencias para que el vecindario pudiera expresar su lamento por la pérdida de la popular sardina.
Eso sí, este año con anécdota incluida. Cuando los portadores de la sardina procedían a bajarla del palco en el que había sido velada, ésta se cayó al suelo entre la sorpresa de los presentes. No tardaron mucho es rescatarla y retomar el desfile sin problemas.
Como marca la tradición de esta fiesta, organizada cada año por el Ateneo Santa Cecilia en colaboración con el Concello de Marín, tras el velatorio se pronunció la homilía de despedida, paso previo para que la difunta acabara regresando al mar.
Marín se despidió desde el paseo marítimo de un personaje que regresará a la villa el próximo año. Quizás, si los trámites fructifican antes del próximo Entroido, ya como protagonista de un entierro convertido en fiesta de interés turístico.
Pero con el Enterro da Sardiña no finaliza el Entroido en Marín.
Aún quedan, entre otras, dos grandes citas. Seixo acogerá este sábado 25, a partir las cinco de la tarde, su desfile de Entroido; y el domingo 26, a las 12:00 horas, los marinenses podrán degustar el bolo do pote, que servirá Pousos de Area en la Alameda.