No recordaban un incendio así. Los vecinos de Barbudo todavía se encuentran sobrecogidos por la tensión de las últimas horas. Cruz, una vecina de esta parroquia de Ponte Caldelas, todavía apaga con un cubo de agua los rescoldos próximos a su casa: "Non quero que o lume me vaia prender agora no carballo", el árbol logró salvarse de las llamas que rodearon las más de treinta viviendas de este lugar.
Todo comenzó sobre las 20:30 horas del miércoles. Los vecinos dicen que el primer foco se observó en lo más alto del monte: "Comezou por debaixo da carretera da Brea", afirma la propietaria del Bar Barbudo, "din que lle plantaron en varios sitios ao mesmo tempo e á media hora xa estaba detrás da Igrexa e de aí xa comezou a arder no medio do pueblo". Otra vecina añade: "Daba pánico ver todo. Por aí arriba, na zona da Igrexa houbo un momento en que deu medo. Imaxínate, con eses eucaliptos que hai, a altura que puido alcanzar o lume".
En los primeros minutos, los servicios aéreos de extinción de incendios intentaron sofocar las llamas pero resultó imposible. A medida que se iba cerrando la noche, los vecinos de otras parroquias se acercaban hasta Barbudo para ayudar en la extinción: "Veu moita moita xente. Eu xa non teño nin mangueiras, nin cubos, nin auga, nin trapos para tanta xente. Non tiña nin vasos para que pudiera beber a xente".
Pero a pesar de los esfuerzos, las llamas avanzaban y rodeaban las viviendas: "Isto foi demasiado. Plantaba en todos os sitios", apunta una vecina. Purificación Garrido, una mujer de 77 años permanecía asustada en su casa viendo cómo el fuego se extendía: "As follas de eucalipto onde caían xa empezaba a arder, parecía gasolina, onde caían xa prendían fogo". En pocos minutos, la zona se convirtió en una nube de humo. Fue necesario desalojar de la vivienda a una mujer de avanzada edad que sufría problemas respiratorios: "O fume viña de arriba e de abaixo e, claro, aquí non se respiraba".
De todos los vecinos, el que peor suerte corrió fue José Solla a quien el fuego le quemó el hórreo situado junto a la casa en la que vive con su padre: "Estaba traballando en Anceu e vin que plantaran dous focos de lume. E cando cheguei que son 3 kilómetros de distancia, o lume xa estaba nas casas. Facía vento que foi o que me trincou o canastro porque fixo un remolino. Eu non quería desaloxar pero, por seguridade, a Garda Civil dixo que tiña que saír. Meu pai estaba a salvo xa fora da casa. A min non me axudou un retén nin nada. Iso foi unha imprudencia total". Y añade, todavía con el susto en el cuerpo: "Parecía unha película, eu estaba apagando e caíanme as muxicas todas por riba da casa que parecía que estaba por baixo dun volcán".
"Co que gastaron onte en apagar o incendio podían ter este Monte Barbudo limpo como unha patena"
Los vecinos señalan que había mucha maleza en el entorno de Barbudo: "Tiñan que ter limpado os montes antes. Xa o día dos fogos das festas xa pensamos que podía chegar a arder por toda a maleza que había". Y la propietaria del bar apunta: "Tanto bosque, toda esa zona de piñeiros que vai ata Chaín estaba precioso e mira agora. Non había nada, nin cortalumes. Co que gastaron onte en apagar o incendio podían ter este Monte Barbudo limpo como unha patena".
A VISITA DA CONSELLEIRA
José Solla llegó a hablar con la Conselleira de Medio Rural, Rosa Quintana, que acudió hasta la zona durante la noche: "Estivo a conselleira, si, pero que lle vas dicir? Eu falei con ela e faleille ben porque ela que vai facer?".
La lluvia que comenzó a partir de las cinco de la madrugada mitigó los efectos del fuego y evitó que las desgracias fueran mayores en Barbudo. Sin embargo, durante la jornada de este jueves, nuevos focos se iniciaron en Esfarrapada, la parroquia lindante, a poco más de un kilómetro de las casas. Los brigadistas que comenzaron su jornada a las 7 de la mañana afirman que continuarán hasta las 19:30 horas intentando enfriar la zona quemada. Se muestran cansados y con gesto de derrota ante un enemigo que no les ofrece un minuto de descanso.