Los forenses del Instituto de Medicina Legal de Galicia (Imelga) han descartado este martes una de las tesis en las que se basa la defensa de Juan Antonio Lusquiños, conocido como 'Coco', para sostener que no cometió un asesinato al matar a su ex novia en Ponte Sampaio, sino homicidio. Su abogado alega que estaba afectado por un "grave trastorno psiquiátrico" que alteró su responsabilidad criminal en el momento del crimen, pero los foreses lo descartan y aseguran que "sabe lo que hace y puede decidir si lo hace o no".
Los especialistas del Imelga explicaron que el acusado estaba diagnosticado de un "trastorno adaptativo" que "no altera el juicio de la realidad", pero no de otro tipo de alteración psiquiátrica como la que sostiene su abogado. La defensa insiste en que ese día fue objeto de un "arrebato u obcecación" que motiva que tenga que aplicársele una circunstancia atenuante de su responsabilidad criminal.
Los forenses centraron buena parte de la segunda jornada del juicio por el crimen de Conchi Reguera Peón. A su término, todas las partes elevaron a definitivas sus conclusiones previas, de modo que la Fiscalía y la acusación popular consideran que 'Coco' es culpable de un delito de asesinato con alevosía con la circunstancia agravante de parentesco y que debe ser condenado a 20 años de prisión y su defensa mantiene que es autor de un delito de homicidio con las circunstancias atenuantes de confesión y graves problemas psiquiátricos y reduce a la mitad la petición de condena.
Tras elevar a definitivas sus conclusiones, la fiscal del caso, Rosalina Carrera, insistió en que el de Conchi fue un crimen de violencia machista y que, tras dos jornadas de juicio, se puede concluir que "el ánimo de matar estaba claro" en el procesado y que hubo una alevosía sorpresiva y también convivencial, pues la fallecida "bajo ningún concepto se esperaba ese ataque", que llegó de una persona con la que había mantenido una relación y con la que seguía llevándose bien. La defensa, sin embargo, insiste en que se trató de un "desgraciado homicidio" y "nunca tuvo intención de matarla".
Los forenses también se refirieron a la brutalidad del crimen. Basándose en sus informes, la fiscal recuerda que el procesado asestó 20 puñaladas a la víctima y, en su declaración en la sala, indicaron que la mujer "probablemente" murió casi en el acto y que la herida que le causó la muerte fue una cuchillada entre dos costillas que le afectó a la arteria pulmonar y le provocó una perdida masiva de sangre.
Además, recibió otros navajazos que podían haberle causado la muerte, entre ellas una en el cuello que afectó a la yugular, y le asestó más cuchilladas que no llegaron a alcanzarle el cuerpo porque la cazadora actuó como elemento defensivo. Según los forenses, además, presenta heridas que le causaron la muerte y otras de tipo defensivo, todas causadas por una navaja que han podido establecer que tenía un mínimo de 8,8 centímetros de largo y 2,3 de ancho. Él reconoció que podría medir hasta diez centímetros.
En la segunda sesión del juicio también declararon más de una decena de policías y guardias civiles que participaron en su detención y/o la investigación del crimen y que acreditaron que desde el primer momento el procesado reconoció los hechos. Según explicaron, en el momento en que la Guardia Civil llegó a casa de sus padres para detenerle, intentó huir, pero poco después desistió del intento e incluso les esperó sentado para permitir que le arrestasen.