Ayuda para dar "visibilidad internacional" a la tragedia que sufrieron sus familiares hace siete meses. Con ese espíritu han viajado hasta El Vaticano las familias de los marineros fallecidos en el naufragio del Villa de Pitanxo, que han sido recibidos este miércoles por el papa Francisco.
Tras la audiencia pública que el pontífice celebra los miércoles, los familiares se acercaron a Francisco, con el que pudieron departir "brevemente", según su portavoz, María José Pazo.
"Le hemos trasladado lo que le habíamos adelantado por carta, él es conocedor de todo lo que llevamos luchando y le hemos pedido que nos ayude desde una forma efectiva", ha señalado De Pazo a la salida de su encuentro con el pontífice.
La portavoz comentó que, a pesar del "desgaste" que supone hablar de los hechos, la reunión con el Santo Padre supuso "una emoción y un privilegio" al tratarse de un hecho "importante desde un punto de vista de fe y consuelo".
Carolina Alcantara, mujer de Jónatan Calderón, uno de los desaparecidos en el hundimiento, aseguró tras la audiencia que se sentían "contentos con la reunión". El pontífice "nos ha escuchado y nos ha dicho que puede hablar él y quizás ayudarnos", añadió.
Mañana, en Bruselas, tendrá lugar en el Parlamento Europeo una votación sobre una petición de las familias para instar al Gobierno español a efectuar una investigación técnica efectiva sobre el naufragio del pesquero.
"Es un día muy importante. Mañana se vota en Bruselas la petición de las familias, para que el Gobierno español cumpla el ordenamiento que le obliga a investigar grandes accidentes", dijo María José de Pazo, al insistir en que ellos reclaman "justicia y transparencia".
Aseguró que es "una vergüenza" el hecho de "tener que ir a pedirle a Bruselas que le diga al Gobierno español lo que tiene que hacer" y cumpla así el ordenamiento que le obliga a investigar accidentes grandes con unos requisitos que el Villa de Pitanxo cumple.
Los familiares de los marineros del Villa de Pitanxo siguen reclamando que las autoridades españolas autoricen el envío al lugar del hundimiento de medios técnicos necesarios para descender hasta el pecio, usando para ello diversos robots submarinos.
Doce de los veintiún marineros fallecidos en esta catástrofe marítima no han sido aún encontrados, si bien las familias no piden que en esta misión se recuperen los cuerpos, sino que se recabe pruebas para ayudar a esclarecer las causas del naufragio.