Las nuevas demandas de atención social derivadas de la pandemia del coronavirus se hicieron notar también en el Centro de Atención Social Continuada de Rexurdir Provincial, que desde el inicio del estado de alarma está ofreciendo asistencia a una media de 30 usuarios diarios.
El servicio, financiado por la Concejalía de Bienestar Social, se adaptó a las nuevas demandas motivadas por la pandemia, pasando de atender al habitual perfil de drogodependientes crónicos de sustancias duras a centrarse en dar respuesta a las necesidades de todas aquellas personas de Pontevedra que, por las consecuencias socioeconómicas de la pandemia, se encuentran actualmente en situación de vulnerabilidad o exclusión social.
El centro de Rexurdir en la ciudad pasó a dar desayunos, hacer reparto de alimentos y ofrecer un servicio de ropero, aseo, ducha y lavandería.
La concejala de Bienestar Social, Paloma Castro, explicó que además de los usuarios habituales, en las últimas semanas se detectó la asistencia la este centro de usuarios con un nuevo perfil, personas que se vieron perjudicadas por ERTE o por la no renovación de sus contratos de trabajo, que acabaron en una situación que no podían imaginar y que tuvieron que recurrir a este servicio para alimentarse y mantener unas condiciones de limpieza y higiene aceptables.
Segundo indicó Paloma Castro, hasta el momento no se registró ningún contagio en el interior del Centro, "algo que se debió en gran medida al plan de contingencia que la institución elaboró tras el decreto del estado de alarma y que todo el personal cumplió estrictamente".
La mayor parte de los usuarios responden a un mismo perfil: no tener documentación; carecer de acceso a la red sanitaria; no disponer de ingresos económicos, tener ingresos inestables e insuficientes o contar con ingresos procedentes de ayudas sociales; carecer de hogar y tener grandes dificultades para acceder a una vivienda digna (o en el caso de tenerla, con muy malas condiciones de habitabilidad); padecer enfermedades físicas y/o mentales de larga evolución, y consumir abusivamente drogas (heroína o hachís), alcohol y medicación no prescrita. Todos tienen por regla general a sus espaldas más de un tratamiento de desintoxicación.
Además, hay muchos usuarios en proceso de incapacitación o ya incapacitados; otros son extranjeros con una larga trayectoria de exclusión en varios países y muy reticentes a acercarse a los servicios sociales y sanitarios de la ciudad; pertenecen a minorías étnicas, principalmente la gitana; carecen de soporte familiar y social (o se existe, es muy frágil), tienen una formación básica, desfasada o incluso nula, y presentan problemas judiciales y déficits en el cuidado personal.
La concejala de Bienestar Social explica que todas estas características hacen pensar en un perfil tipo de un varón que lleva ya un largo tiempo en la calle, que pide dinero, aparca coches o cobra algún tipo de prestación, con un nivel formativo escaso o nulo y que, normalmente, vive en muy malas condiciones en casas okupas compartidas o en la propia calle.
CONVENIO ALBERGUE SAN JAVIER
Por otra parte, Paloma Castro anunció este sábado que llevará el lunes a la Xunta de Goberno local un convenio de colaboración entre el Concello de Pontevedra y Cáritas Interparroquial para el desarrollo del servicio de alojamiento temporal de personas sin hogar y en situación de emergencia social en el albergue de San Javier (situado en la calle Irlanda, en Monte Porreiro).
En base la este acuerdo, la Administración municipal destinará este año una aportación económica de 31.000 euros a esta línea de cooperación entre la institución y el área de Servicios Sociales, que incluye estancia, desayuno y cena por un período limitado de tiempo.