María Sintes es coordinadora del área de educación y cooperación del Centro Nacional de Educación Ambiental (Ceneam) del Ministerio de Medio Ambiente. Este martes participará en Pontevedra en la jornada informativa sobre los 'Camiños Escolares' organizada por la Concellaría de Protección Cidadá, pero antes ha querido conocer la ciudad y esta iniciativa. Mientras toma fotos y buena nota mental de cómo se desarrolla una jornada en el único colegio que hasta ahora aplica el proyecto, el Álvarez Limeses, analiza el modelo de ciudad de Pontevedra y asegura que "realmente es impresionante".
Después de una mañana recorriendo Pontevedra, ¿cuál es su primera impresión?
La primera impresión ha sido muy muy positiva. Entre este día magnífico (todo hay que decirlo) y que realmente es impresionante. Les había oído hablar en distintas ocasiones, presentar los cambios, los folletos del antes y el después, pero tenía que verlo en vivo y es impresionante.
Desde luego, la impresión no puede ser mejor. ¿Qué es lo que más le ha llamado la atención?
Ha habido una pequeña anécdota. Estábamos en la zona vieja y, de repente, he visto a un abuelo mayor y una gran furgoneta que venía por detrás del abuelo y lo que me ha salido ha sido ir a rescatar al abuelo. No me encajaba el que la furgoneta se pusiera al paso del abuelo y ni pitara ni insultar ni nada. Para mí ese ha sido el momento porque, además, la única que ha tenido esa impresión he sido yo. El hecho de que la gente viva con absoluta naturalidad ir de paseo teniendo la posibilidad de que los coches circulen al lado, claro, adaptándose a las reglas del juego del espacio de prioridad peatonal. Me ha sorprendido muchísimo porque además no es una calle ni son dos, que es lo que puedes encontrar en otras ciudades. Me parece muy sorprendente y luego, claro, conoces lo que hay detrás porque tengo la suerte de que me lo explican.
¿Lo que hay detrás?
Saber que hay un equipo con las ideas tan claras, con un objetivo muy claro y muy compartido y la gente, tanto técnicos como asesores, están muy identificados con el objetivo. Eso es rarísimo, el que se den todos esos factores. Conozco bastantes ciudades y conozco muchos casos en los que se están intentando hacer cosas y acercar la ciudad al peatón y recuperar espacios, pero todo es como una lucha, unos cuantos que tienen la idea y la visión y están intentando con sus herramientas arañar. Pero realmente no conocía el caso de una ciudad en la que se vea plasmado el trabajo de un equipo en el que todo el mundo va hacia una finalidad. Es complicadísimo encontrar eso. Vosotros estaréis acostumbrados, pero desde fuera verdaderamente no es nada habitual.
Por lo que ha podido conocer de Pontevedra, ¿ve factible importar el modelo a otras ciudades?
Factible, pero se tienen que dar todas las circunstancias. Se tiene que dar que haya un equipo gestor con un modelo de ciudad claro en la cabeza (eso ya no es tan simple) que tenga además la valentía de implantarlo (eso también es complicado). Conozco, por ejemplo, el caso de San Sebastián, en el cual el alcalde dijo: esto se hace porque sí. Pero esto no es habitual. La gente no tiene las ideas tan claras. Y unir a las ideas claras la valentía de asumir los riesgos de equivocarte, de no enganchar con la ciudad, que la gente se te cabree y pagues el pato en las siguientes elecciones. No es tan sencillo. Y luego, el que eso haya permeabilizado hacia los técnicos, que no sea solo el equipo gestor, sino que los técnicos se hayan identificado con eso, que haya habido el tiempo suficiente para formar a la gente. Es factible, pero no sencillo que se den todos esos factores.
Entonces, no será fácil encontrarse una ciudad con un modelo similar a Pontevedra en otros puntos de España.
Yo espero que sí, que Segovia se vaya pareciendo, pero, por ejemplo, nosotros desarrollamos durante diez años, en el 1998, un programa de participación infantil en la mejora urbana con la intención de aproximar este tipo de sensibilidad, hacer una ciudad acogedora, segura para la infancia, aproximar esa sensibilidad a técnicos y gestores políticos. En los 10 años que estuvimos trabajando tuvimos tres equipos municipales y a lo mejor no lo supimos hacer bien, pero no lo conseguimos. Fue muy interesante desde muchos puntos de vista, fue muy educativo para los educadores, los niños, los técnicos que participamos, pero la ciudad no dio la vuelta. Es muy difícil desde abajo arañar un espacio de color que signifique cambiar las reglas de juego de la calle. Aquí se ha hecho.
"Es muy difícil desde abajo arañar un espacio de color que signifique cambiar las reglas de juego de la calle. Aquí se ha hecho"
Por la experiencia que relata de Segovia y por otras ciudades que conoce, ¿implantar programas como los 'Camiños Escolares' es posible si no hay un modelo ciudad detrás?
Claro. De hecho, en Segovia lo utilizamos como herramienta educativa, de reflexión sobre el modelo de ciudad. Fue utilizar de alguna manera algo cuando todavía no había la sensibilidad ni política ni ciudadana necesaria. Aquí es al revés, tenemos una ciudad que está cambiada desde una perspectiva de hacerla segura y acogedora para la infancia y ahora quizás el trabajo es al contrario, el de trasladar la reflexión a las familias y que las familias asuman su responsabilidad y decidan "vamos a dejar que nuestros niños vivan su experiencia de calle, que hagan algo que para nosotros fue absolutamente normal, usar la calle con nuestros colegas, íbamos caminando solos al colegio". A lo mejor aquí es diferente, en otros lados el camino escolar es una herramienta de sensibilización y de coacción hacia los decisores políticos y aquí es una herramienta que los gestores están poniendo al servicio de la ciudadanía de Pontevedra, que tiene que hacer su parte también y decidir: "tenemos una ciudad segura, vamos a dejar que los niños la disfruten".
"Es bueno para los niños, para las familias y para la ciudad. Yo le veo ventajas por todos los lados"
¿Qué factores positivos encuentra en esta iniciativa de 'Camiños Escolares'?
Para las jornadas había pensado en hacer un decálogo de las diez razones por las que es bueno dejar que los niños caminen a la escuela. Me han salido más de diez y he intentado resumirlo en unas cinco razones que me parecen fundamentales por las que es bueno para los niños y las niñas, por qué es bueno para las familias y por qué es bueno para la ciudad. Porque yo le veo ventajas por todos los lados. Me parece que es interesantísimo para los niños, es una fórmula educadora por la que ellos se hacen responsables de sus propias capacidades, de su espacio de responsabilidad, de su propia autonomía. Eso es algo que se entrena. Los niños no se hacen autónomos y responsables porque les llega la hora, no, se entrena la responsabilidad, la autonomía, la capacidad de asumir riesgos, de tomar decisiones ante dilemas que se te plantean. Lo que ocurre ahora es que no dejamos a los niños hacerlo de la manera natural que antes ocurría. Entonces, les sobre protegemos demasiado tiempo y de repente tienen que saber usar su responsabilidad, pero la cosa no funciona así. Pues los caminos escolares son una herramienta más de las que disponemos para que los chavales aprendan a manejar su sentido de la responsabilidad, sus capacidades motoras, su sentido de la orientación, su sentido del tiempo, es una herramienta educadora.
¿Qué hay de los padres? ¿Por qué es bueno para los padres?
Para los padres lo veo muy interesante porque nos hacen replantearnos nuestras decisiones educadoras. Por ejemplo, el dilema entre educar en el miedo o en la confianza. Educar en la sobre protección o en la autonomía. Eso son dilemas que resolvemos cotidianamente tomando una decisión u otra y esta es una prueba. ¿Cuándo me atrevo a confiar en mi hijo? ¿Me atrevo o no a confiar en la ciudad que tengo, en el papá o la mamá que hoy acompaña al grupo de chavales que va a la escuela? Son pequeñas pruebas a las que los padres nos vemos sometidos de manera cotidiana pero es una herramienta que nos hace replantearnos nuestras opciones como educadoras, cómo vivimos la maternidad. Luego, es una herramienta que te libera un tiempo, un tiempo que ahora mismo con esta manera de vivir la maternidad, sobre todo tan sobre protectora en la que tienes que ser acompañante de tu hijo todo el día, es un intensivo y es una cosa realmente nueva. En las ciudades y en los pueblos antes mucha parte del cuidado era colectivo, no estabas pegado a tu hijo todo el día. Eso se ha perdido y yo creo que otra de las cosas que hay que replantearse es si eso es positivo y qué tipo de ciudadanía y de sociedad hacemos con esta privatización de la crianza tan fuerte. Eso es otra ventaja, el decir: libero el tiempo, ya no soy acompañante permanente del niño.
"Aquí es muy llamativo que esté, por ejemplo, la Policía Local tan implicada"
Por su especialización conoce otras ciudades y sus modelos. ¿Conocs iniciativas similares a 'Camiños Escolares'? ¿Funcionan?
Sí. Nosotros comenzamos en Segovia entorno al año 2000. En la ciudad de Barcelona llevan muchos años trabajándolo. En Madrid también. San Sebastian quizás es el caso que podría ser más parecido a Pontevedra en el sentido de que el ayuntamiento ha hecho na apuesta importante por la movilidad peatonal y ciclista y en paralelo han desarrollado un programa educativo en colegios en torno al camino escolar que lleva ya bastantes años. En otros lugares es una herramienta casi como para poner en el debate qué pasa con el modelo de ciudad, tenemos que modificar la movilidad, pero no está asumido como modelo de ciudad, encadenado dentro de una política de movilidad, de una política de seguridad vial. Aquí es muy llamativo que esté, por ejemplo, la Policía Local tan implicada.
Para que los padres confíen en los 'Camiños Escolares' tienen que sentirse seguros. ¿Pontevedra es una ciudad, en general, segura para la infancia?
Conozco las horas que he estado aquí, pero por el tamaño de la ciudad y urbanísticamente el trabajo que se ha hecho en organizar la movilidad en función del peatón me parece que mucho más no se puede pedir. Otra cosa es que los miedos de las familias, los miedos de los padres vengan de otros temas que no tengan que ver estrictamente con el miedo al coche. Es un trabajo mucho más amplio. El tema de la movilidad infantil se puede ver desde muchas perspectivas y no tiene que ver solo con cómo esté organizada la calle y si los coches van a 30 o van a 20. Tiene que ver también con el nivel de confianza social, con el que se hayan retejido suficientemente las relaciones de comunidad, con que sea una ciudad segura desde otros aspectos. Esto cuesta a lo mejor un poquito más trabajarlo, otra década.