"E que vos vou a dicir que non dixese en vinte anos?", bromeaba el alcalde de Pontevedra, Miguel Anxo Fernández Lores, sobre los "vinte anos de éxito" de una Feira Franca que es "unha festa familiar, unha romaría urbana".
El alcalde presume con orgullo de una fiesta "que é unha referencia en toda Galicia" por factores como su "rigorosidade histórica e a impresionante participación da xente".
"Esta festa sempre vai a máis", afirmó Lores, que añadió que la ciudadanía "síntea como propia" y se ha convertido "nunha seña de identidade da cidade de Pontevedra". Esas son otras de las características que singularizan a este viaje medieval que emprende la Boa Vila cada mes de septiembre.
En esta edición la Feira Franca trajo novedades como la participación de embarcaciones tradicionales en el río Lérez de la mano de CultulMar, pero para el próximo año la recuperación del puente del Burgo potenciará esta faceta con la recreación del muelle medieval y junto al proyecto de puesta en valor de los restos arqueológicos medievales.
La concejala de Festas, Carme da Silva, asegura que uno de los grandes retos que tiene la Feira Franca es "manter o nivel" ya que "este tipo de festas corren o risco de ir dexenerando pola rutina".
Sin embargo hay señales que indican que esto no está ocurriendo en Pontevedra, como refleja el esmero con el que este año han ambientado sus locales muchos hosteleros, la innovación en las propuestas de muchos particulares o la gran implicación que demuestran la gran mayoría de los participantes.