Manuela Vilaboy Romero es, desde hace año y medo, jefa de la Unidad Contra la Violencia sobre la Mujer de la Subdelegación del Gobierno en Pontevedra. Con motivo de la conmemoración del Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, analiza en esta entrevista la situación actual de la violencia machista, la influencia de la pandemia y el camino que queda por delante, con la educación como pilar para lograr una sociedad en la que no sean necesarios más 25 de noviembre.
Año 2020 y sigue habiendo muchos motivos para conmemorar el 25 de noviembre. ¿No hemos avanzado nada?
Yo creo que sí que se ha avanzado y que se ha avanzado mucho. El hecho ya de que haya legislación que sirva para proteger a las víctimas, ya es un avance. El hecho de que tengamos un Pacto de Estado contra la Violencia de género, a pesar de que falten por desarrollar medidas, es muy importante porque es una base para continuar el trabajo. ¿Que todo es mejorable? Sí, pero yo no estoy de acuerdo en que no se haya avanzado.
En tu opinión, ¿qué más pueden hacer las administraciones para luchar contra esta lacra?
Poner en funcionamiento al 100% el Pacto de Estado creo que ayudaría mucho porque son más de 200 medidas en las distintas áreas, en educación, en medios de comunicación, en la judicatura… y eso servía para mejorar mucho la situación.
¿Y la población?
Para mí, la educación es fundamental. La educación en casa y en la escuela es el pilar. La sociedad, a través de la educación, puede hacer mucho. La educación en valores, la inteligencia emocional, el autocontrol… creo que hay muchas áreas que se pueden trabajar en las propias casas, en los centros, incluso en la educación no reglada a través de distintas actividades. La sociedad también tiene mucho que hacer en cuanto a la prostitución y la pornografía. Nuestra infancia está accediendo con facilidad a contenidos de tipo pornográfico y les parece que es lo normal en una relación de pareja. Ahí las familias y la sociedad en general sí que pueden hacer.
¿Qué se puede hacer desde los medios de comunicación?
Ser muy responsable con la información que se da, con los datos que se dan, cómo se nombran las cosas. Creo que tenéis un papel importante porque mucha gente a lo mejor no se lee una legislación, pero el periódico, sí. Entonces, el cómo se da la información es fundamental, cómo se tratan los casos. Igual que si hablamos de la judicatura, de la educación o de los servicios sociales, mejoramos mucho, sí, pero aún queda mucho por hacer y hay que seguir trabajando entre todas y todos.
Todos podemos hacer más, pero ¿realmente hay una solución? Porque años y años de lucha desde el feminismo y desde las instituciones no han evitado que desde 2003 ya se acumulen 1.073 víctimas mortales.
No se puede decir: hay una solución y es esta. La parte positiva dentro de todo lo negativo que tiene la violencia de género es ver que en todos estos años llevamos avanzado mucho más que en muchos siglos anteriores. Entonces, ¿tiene solución? A mí me gustaría pensar que sí, pero, bueno, nos queda mucho por avanzar.
¿Notas una mayor concienciación entre las nuevas generaciones? ¿O se han dado pasos atrás?
Yo creo que saben más sobre violencia de género que nuestras generaciones. Hoy la adolescencia y la infancia sí ven otras formas de educar, pero también es cierto que estamos viendo una involución en la adolescencia muy preocupante. Los casos están ahí. En nuestra provincia tenemos 7 menores de edad incluidas en el sistema Viogén con seguimiento policial y ahí lo que nos debería preocupar mucho como sociedad es, precisamente, a nivel educativo y cómo se relaciona la gente joven hoy, cómo entienden las relaciones de pareja. No puede ser que la pornografía sea el sistema educativo de las relaciones de pareja que tienen nuestros adolescentes porque ni es normal que se maltrate a una mujer físicamente para tener una relación sexual ni es normal en ella que vea que los celos del chico son una muestra de amor. Hay conceptos equivocados dentro de la juventud que provocan también que las relaciones puedan ser tóxicas, dañinas, sobre todo, para la víctima. También para los chavales, que se están educando de una manera que ellos creen que es la correcta y no lo es, pero se lo hay que decir y hacer ver.
Hay la gente que no quiere ver le enseñes lo que le enseñes, da igual que les pongas datos, que los van a tergiversar
¿De qué forma se lucha contra ideologías negacionistas que siguen diciendo que no existe la violencia machista?
Yo siempre digo que hay quien ve, hay quien no ve y aprende a ver (personas mayores que por la educación que recibieron no ven, pero cuando les explicas, les das información, campañas y sensibilización, aprenden a ver y dicen: esto no es normal, estoy siendo una víctima) y luego hay la gente que no quiere ver le enseñes lo que le enseñes, da igual que les pongas datos, que los van a tergiversar. Hoy en día tenemos una Delegación del Gobierno con una página web donde podemos consultar los datos actualizados de los casos de violencia y sigue habiendo gente que lo disfraza como violencia doméstica. Si con todos los argumentos que hay hoy en día y toda la legislación que tenemos a nivel nacional, internacional y autonómico, si todo esto no sirve, no sé qué hace falta para que vean más allá.
Hacemos esta entrevista con la pandemia omnipresente. Imposible no preguntar de qué forma ha afectado a la violencia de género.
En la provincia de Pontevedra, vimos que en la primera quincena de estado de alarma, a partir del 15 de marzo, en Viogén bajaron el número de casos de víctimas de violencia. A partir de marzo, volvieron poco a poco a ir creciendo hasta los niveles que ya estaban antes de la pandemia. No tenemos muchos más casos que antes, lo que hubo fue mucha concienciación ciudadana en el sentido de que sí es cierto que como todos estábamos más en casa, también escuchábamos más y había llamadas de vecinos advirtiendo de que había una pelea, discusión, golpes... Desde la Unidad estábamos muy en contacto con las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad y con las compañeras de los CIM y, con las que hablábamos, todas nos decían que estaban sorprendidas de no estar recibiendo más llamadas.
La violencia psicológica me preocupa mucho porque, además, como es muy difícil de demostrar, muchas veces no llega a los juzgados
¿Cómo lo interpretarías? ¿La violencia machista ha vuelto a vivirse en silencio? ¿O no influyó el confinamiento?
Tiene muchas lecturas porque puede ser, bajo mi punto de vista, que la víctima, al estar en casa, esté más controlada y no se atreva a denunciar, o también que el controlador, al tenerla en casa, como sabe dónde está en cada momento, se evite ese enfrentamiento o violencia. Sin hacer un estudio real, el por qué no lo sabemos. Sí hay que tener en cuenta que, en las parejas que con conviven, como estábamos cada uno en nuestra casa, el agresor no podía ir a quebrantar a casa de la víctima. Ahí lo que sí que hubo fue un incremento de las llamadas al 016, en el tema de consultas para separaciones.
La violencia física es solo la punta del iceberg, la parte que se ve, pero hay muchas otras violencias sobre las mujeres que en el año 2020 siguen siendo difíciles de detectar. ¿Cuál es la que más te preocupa?
Te preocupan todos, pero la violencia psicológica a mí me preocupa mucho porque, además, como también es muy difícil de demostrar, muchas veces no llega a los juzgados. Se sufre mucho durante muchos años y a veces ni siquiera se llega a denunciar porque es muy difícil de demostrar.
Llevas ya año y medio en este puesto y te habrá permitido conocer en profundidad la realidad de la provincia. En este tiempo, ¿cómo ha evolucionado?
Desde que estoy aquí, más o menos hay el mismo volumen de víctimas, estamos rondando en la provincia los 1.090 casos.
En este año y medio, ¿cuál ha sido el momento más complicado que has vivido?
Los casos de asesinatos, en Valga el año pasado y este año la madre y la hija en Soutomaior. Para mí, esas partes son las más difíciles porque piensas en las víctimas, en sus familias, en sus hijas e hijos. Además, en el caso de Valga, presenciaron el asesinato de su madre y de su tía y su abuela. Son momentos difíciles, de estrés. Emocionalmente, vas aprendiendo a gestionar las situaciones, pero son golpes duros porque estamos hablando de mujeres asesinadas. Estamos hablando de violencia de género y luego hay gente que aún así niega este tipo de violencias.
La abolición de la prostitución estaría muy bien como logro; no en la provincia, sino en el Estado
Alguna satisfacción habrás tenido, ¿o solo frustraciones?
Frustraciones, ninguna. Tienes ese dolor cuando hay una víctima mortal. El trabajo es el que es, víctimas las tenemos todos los días. En cuanto a los momentos más dulces, a mí me gusta mucho el trabajo en coordinación, poder asistir a las mesas de coordinación local de los ayuntamientos, a las juntas locales de seguridad. Es una satisfacción enorme ahora porque estamos actualizando los protocolos Viogén en los ayuntamientos y ves la implicación que puede haber en los ayuntamientos de cara a la protección de las víctimas.
¿Qué logro te gustaría conseguir en este 25 de noviembre en la provincia?
Son utopías porque ¿qué te gustaría? Que el año que viene no tuviésemos que conmemorar este día. Es una pregunta difícil de contestar. La abolición de la prostitución estaría muy bien como logro; no en la provincia, sino en el Estado.