"Hay vida después del cáncer", reza el lema de Adicam (Asociación de Diagnosticad@s de Cáncer de Mama y Ginecológico). En este 19 de octubre, Día Internacional del Cáncer de Mama, ponemos cara y voz a siete supervivientes. Hay vida después del cáncer... y Sela, Maricarmen, Raquel, Mayte, Ana, Helena y Milli nos lo demuestran.
Todas ellas forman parte del equipo de Dragon Boat BCS (Breast Cancer Survivors, en castellano, supervivientes de cáncer de mama) del Club Ciudad de Pontevedra y Adicam. Nos citamos en la nave en donde entrenan a orillas del Lérez, en las Corbaceiras.
Las últimas dos semanas han sido de descanso, tras meses encadenando competiciones. Tercer puesto en la primera Copa de España de 500 metros que disputaron en Verducido, segundo lugar en 200 metros en la Copa de España de Asturias y bronce en el Campeonato de Europa en Banyoles (Girona), entre otros.
"Lo importante no es lo que ganamos, sino lo que vivimos, porque ahí en el río eso es otra cosa, ahí no hay problemas, no hay pruebas, no hay médicos, no hay pinchazos, yo de hecho salía de la quimio un poco triste y me decía: me voy a entrenar", asegura Isabel Millán (Milli).
Este sentimiento se traslada al nombre del equipo,LibélulasDragon Boat BCS, porque "las libélulas vuelan libres por encima del agua", comenta Milli.
En el grupo de ocho falta Ángeles, "que está malita y por eso no puede estar aquí", señala su compañera de equipo Ana García. Estos baches son etapas habituales en la enfermedad. Hace veinte días fue Milli la que pasó por el quirófano; en el último campeonato Raquel tuvo un bajón y el resto de palistas tiraron de la embarcación; y Helena Fernández sigue en tratamiento, "lo mío es más largo, estoy esperando la reconstrucción y me va a quedar aún afrontar un largo tratamiento", reconoce.
Estos miedos son compartidos. Ya sea en el entrenamiento, en las conversaciones de whatsapp o en un largo café todas se sienten acompañadas. "Se te cae el mundo", es la frase más repetida cuando rememoran el momento del diagnóstico. Pero lo peor llegaría con el tratamiento y las secuelas: cansancio extremo, dolores, hinchazón, mareos y depresión.
La entrenadora del equipo, Jenifer Casal, confirma que "está científicamente demostrado que a la gente con cáncer de mama les beneficia el dragón en el caso del linfedema", que es el edema generado por la acumulación de la linfa como secuela tras la cirugía axilar, que altera la red de vasos linfáticos y dificulta el drenaje.
Casal explica que "el dragón es un híbrido entre kayak y canoa. En la canoa vas de rodillas remando por un lado y en el kayak vas sentado remando por los dos lados. El dragón es sentado remando por un lado solo. Son embarcaciones de 10 personas remando más el timonel y el tambor, o la otra modalidad de 22 personas, que son 20 remando más el timonel y el tambor".
Isabel Lema (Sela) recuerda cómo pasó de estar en su casa "sin fuerzas, no podía moverme, ni caminar" a formar este equipo. Con el diagnóstico del cáncer de mama "mi vida cambió cien por cien, de tener una tienda, estar en activo, tener que cerrarla por las secuelas que tenía y los tratamientos, físicamente estaba súper mal, sobre todo por la linfe (linfedema) que se me acumula en el cuello y me produce cuadros vagales, de pronto me caigo y me quedo sin conocimiento".
Dragon Boat es un deporte náutico de origen asiático con más de 2000 años de antigüedad
Los inicios del equipo de Dragon Boat BCS pontevedrés fueron ahora justamente hace un año. Un 19 de octubre, Día del Cancer de Mama, Sela estaba en una mesa de voluntariado y una integrante del club de piragüismo Ciudad de Pontevedra le habló de la modalidad de Dragon Boat, un deporte náutico de origen asiático con más de 2000 años de antigüedad y que desde hace 25 años se fomenta en todo el mundo por los beneficios que tiene para la recuperación de las personas aquejadas de cáncer de mama.
"Le pedí si podía ir a ver un entrenamiento, pero sin intención de practicar. Ese día Jeni, la entrenadora, me invitó a probar y me sentí tan bien que le dije si podía volver", narra Sela. "Un mes después hubo un encuentro en el río con un grupo de Coruña de BCS y fue una emoción enorme verlas y, nada, me dije que en Pontevedra teníamos que conseguir hacer un equipo y en dos meses lo conseguimos".
Poco a poco se fueron incorporando el resto de compañeras de Adicam. Maricarmen Buceta cuenta que tuvo que esperar los días prescritos tras su operación para unirse y que después la radioterapia le impuso una nueva pausa, aunque a los quince días de finalizarla ya estaba compitiendo. "Es mucho apoyo unas a otras, estamos en el mismo barco en todo momento. Es un aliciente de superación, notas que puedes hacer cosas, que no acabas tirada en el sofá", confiesa.
Podemos enfrentar las secuelas, porque anímicamente no te sientes sola
"A mí me trajo Maricarmen a través de una amiga, llevo poco tiempo, desde agosto, al acabar la radio, y estoy encantada, como todas. Podemos enfrentar las secuelas, porque anímicamente no te sientes sola", completa Ana García.
Por su parte, Raquel Juncal reconoce que falta camino por recorrer en el proceso de recuperación y recalca la importancia de contar con asociaciones como Adicam. "Muchos médicos no están a favor del deporte porque no puedes coger pesos o hacer fuerza. Pero aquí para cada cosa que vayas a hacer va a estar una persona especializada que nos dice hasta dónde podemos llegar, van a buscar la manera que es mejor para ti. Las BCS entrenamos los jueves y el resto de días se hace gimnasio y otras actividades, guiadas por entrenadora y fisioterapeuta de Adicam".
Pese a la fortaleza con la que habla, para Raquel también hubo momentos complicados, de tirar la toalla. "En el confinamiento llamé a mi entrenador y le dije 'estoy muy mal, muy mal, siento que me está llevando'. Me dijo que fuese a entrenar y me acerqué llorando, con la lengua fuera, agotadísima, porque estos tratamientos nos machacan la capacidad pulmonar y no podía respirar bien".
Isabel Millán (Milli) asiente y añade más situaciones que quien no vive la enfermedad no entiende, de ahí el apoyo incomparable del equipo de BCS. "Fíjate que incluso llegué a pensar en irme al pueblo para que no me viesen calva. La gente cuando te quedas calva te dice que estés tranquila, que ya volverá a salir. No, tú has decidido cortarte el pelo, a mí me ha caído, y eso nos afecta psicológicamente, aunque parezca que no. Cuando te ves en el espejo sin pelo, sin cejas y sin pestañas es cuando ves la enfermedad en sí. Yo le pediría a la gente que, por favor, no le dijeran a nadie lo del pelo".
Además de esta reflexión, Milli quiere lanzar un mensaje de ánimo a todas aquellas mujeres que estén pasando por este proceso. Se ha teñido el pelo de un tono azulado para las fotografías de PontevedraViva, para demostrar que la vida sigue y transmitir esperanza. "A todas, que se quiten las pelucas y los pañuelos y vengan con nosotras a remar", declara. "Mi grito es: venid a probar y veréis cómo mejoráis", completa Sela.
La AECC estima que 1 de cada 7 mujeres desarrollará cáncer de mama
El cáncer de mama es el tumor más frecuente en las mujeres. La Asociación Española contra el Cáncer (AECC) estima que 1 de cada 7 mujeres desarrollará cáncer de mama a lo largo de su vida. A través de Adicam o de la Escuela de Piragüismo Ciudad de Pontevedra se puede llegar a practicar Dragon Boat BCS y llevar mejor este proceso. "Somos 8 en la embarcación y tendríamos que ser 10, por eso no ganamos, que se animen todas a venir", rematan entre risas.