A las siete en punto, con puntualidad militar según el horario anunciado, la Princesa de Asturias llegó a la Escuela Naval Militar de Marín.
Entró por la puerta de palmeras y, tras bajarse del coche oficial, sola y de blanco impoluto, saludó a los que será sus superiores en esta nueva etapa, el comandante director de la Escuela, capitán de navío Pedro Cardona; los jefes de servicio; y el que será su tutor, el comandante de la tercera brigada de guardiamarinas de primero Erik Hellman Muñoz.
Los saludó uno a uno y, luego, con una sonrisa, también a la prensa. Le esperaba una nube de periodistas, con 60 medios de comunicación acreditados para retratar el momento histórico y a Leonor, por primera vez, con su traje de guardiamarina de primero.
Se bajó del coche y los saludó como Su Alteza Real y entró en el edificio de dirección de la Escuela Naval, donde firmó en el libro de honor como Princesa de Asturias.
"Hoy me incorporo, con gran ilusión, a esta Escuela Naval Militar para continuar con mi formación castrense", dejó escrito, para añadir "estoy segura de que aquí tendré la oportunidad de aprender mucho y compartir muchas experiencias importantes junto a mis compañeros de promoción".
Y, 17 minutos después, abandonó el edifico ya no como Princesa de Asturias, sino como la guardiamarina de primero Leonor, alumna de tercero de de la 427 Promoción del Cuerpo General de la Armada. Los honores con los que había sido recibida se quedaron atrás y pasó a ser una más de las 77 alumnas y alumnos de tercero, nueve de ellas chicas.
Le esperan cuatro meses en este centro tan vinculado a su padre y a su abuelo y, a partir de enero, continuará su instrucción a bordo del buque escuela de la Armada, el Juan Sebastián de Elcano.
En 16 de julio había podido conocer el centro al participar, junto a sus padres, los reyes Felipe VI y Letizia, en la jura de bandera de los oficiales y la entrega de Reales Despachos a los alumnos que reciben el empleo de guardiamarinas. Pero no fue hasta este jueves que pasó a convertirse en su academia. Y en su casa.
Lo primero que hizo, ya como alumna, fue cambiarse. Había llegado con el uniforme de diario de la Armada modalidad B (de verano), el que será su traje de diario de guardiamarina, aunque en esta ocasión acompañado con guante blanco, lo que lo convierte en uniforme de especial relevancia. Ya en su rol de estudiante, se pasó al uniforme de régimen interior o trabajo, camisa blanca y pantalón azul.
Acompañada por el comandante de brigada Erik Hellman Muñoz, recorrió el espigón, las embarcaciones de instrucción y el patio de aulas todo en presencia de la prensa. A las ocho de la tarde, una hora después, la visita de los medios de comunicación se dio por concluida y ella empezó ya oficialmente, y alejada de los flashes, su nueva etapa formativa.