Recién cumplido un mes de las inundaciones causadas por la DANA de Valencia, que arrasaron más de 70 municipios y provocaron la muerte de más de 220 personas, el delegado territorial de la Xunta en Pontevedra, Agustín Reguera, mantuvo este lunes una reunión con los grupos operativos pontevedreses que actuaron frente a la catástrofe.
Uno de los objetivos de este encuentro, que tuvo lugar en el edificio administrativo de la Xunta, fue "poner en común aquellas lecciones aprendidas para sacar conclusiones y poder mejorar", según ha explicado el subdiretor de Planificación y Protección Civil, José Antonio Grandas.
"Ninguna comunidad está exenta de que pueda ocurrir una catástrofe, especialmente aquellas catástrofes medioambientales" apunta José Antonio Grandas. "En este momento el cambio climático no es solo un incremento de la temperatura, sino fenómenos cada vez más extremos y complejos".
En total han sido 80 los profesionales que acudieron de manera voluntaria a ayudar en Valencia coordinados con técnicos de emergencias de la Xunta. Bomberos de los parques municipales de Pontevedra y de Vigo, del Consorcio provincial, personal de los grupos de emergencias supramunicipales de A Estrada y de Mos, de los servicios de Protección Civil de Cambados, Vilagarcía, Tui, Moraña-Cuntis-Portas, O Rosal, Valga, Cangas y Caldas de Reis.
A todos ellos Agustín Reguera les ha agradecido "todo el trabajo que hicieron de forma altruista" y ha destacado que "tenemos unos profesionales que están al mejor nivel de las emergencias de España".
José Antonio Grandas ha explicado que todo el personal pontevedrés se puso a disposición de los centros de coordinación operativa y los puestos de mando habilitados en Valencia integrándose en sus dispositivos "para levar a cabo aquelas acciones que nos iban solicitando".
Asumieron múltiples tareas, "desde achiques tanto de aguas limpias como de aguas sucias, e incluso de lodos, limpieza de calles, retirada de enseres, de mobiliario urbano que quedó destrozado, de vehículos, labores de apertura de huecos para entrar en vivendas o en sótanos", entre otras.
Estos voluntarios reconocen que ayudar "tiene una parte gratificante y una parte dura", porque "ves, por un lado, lo mejor: que es la parte humana en la colaboración, en la ayuda a los vecinos, pero, personalmente, es un desgaste importante".